Después de que el pasado año la pandemia obligara a limitar la celebración de la Fiesta de del Cementerio a un responso, la cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla ha vuelto a recorrer este domingo las calles de la ciudad de Toro en la solemne procesión hasta el camposanto en el que el capellán, Juan José Carbajo, ha oficiado una misa junto al catafalco instalado por la hermandad.
A las 10.00 horas, arrancó la procesión, que partió de la iglesia de Santa María de Roncesvalles y Santa Catalina, desfile en el que, como manda la tradición, los cofrades portaron el guion de la hermandad, una campana cuyo repique sirvió para marcar las diferentes paradas en las que se rezaron responsos o una corona de rosas moradas, uno de los colores que identifican a la cofradía.
Tras el rezo del primer responso en el cruce de las calles Rejadorada y el Sol, en el que el capellán recordó a todos los toresanos fallecidos durante el último año, la procesión prosiguió hasta el Ayuntamiento, junto al que esperaban las autoridades locales para incorporarse a la comitiva.
El desfile continuó hasta el camposanto municipal, con varias paradas en las que se rezaron responsos dedicados a autoridades de Toro ya fallecidas, a padres y madres de familias que ya no están o a los que perdieron la vida en accidentes de tráfico o laborales, así como a aquellos que lucharon por España y por la libertad y los derechos de la sociedad.
Ya en el cementerio, el capellán ofició la misa junto al catafalco instalado en las calles centrales del recinto funerario, a la que, además de cofrades y autoridades, se sumaron decenas de toresanos que quisieron participar en la Fiesta del Cementerio o de Difuntos.
Tras la ceremonia religiosa, los hermanos iniciaron el recorrido de vuelta hasta su sede con la satisfacción de haber honrado a los difuntos y de haber podido recuperar una fiesta muy arraigada en Toro.
