La flexibilización de las restricciones impuestas al sector del ocio nocturno supondrá un alivio para los pocos discobares que, en Toro, luchan por mantener su actividad.

A las limitaciones que durante meses han tenido que aplicar por la pandemia hay que sumar la denuncia de un vecino, que ha derivado en la prohibición de instalar terrazas en la calle Trasalfóndiga, resolución que ha supuesto un duro golpe para los discobares de una de las zonas de ocio que, especialmente, en verano y en las distintas fiestas de Toro, era el punto de encuentro de vecinos y visitantes que querían disfrutar de la “noche toresana”.

Desde hace años, el denunciante exigía una solución por la contaminación acústica en Trasalfóndiga y, finalmente, ha conseguido su objetivo, ya que los discobares de la citada calle no pueden instalar las terrazas, a pesar de que se habían convertido en una de las “salidas” de los negocios, para intentar sortear el impacto económico de la pandemia.

Ante esta situación, uno de los discobares ha optado por cerrar la trapa y trasladar su negocio a otro local enclavado en una céntrica calle en la que puede prestar el servicio de terraza y otro mantiene su actividad para ofrecer una alternativa de diversión.

La menor afluencia de clientes en Trasalfóndiga también afecta al resto de discobares del entorno, porque parte del ocio nocturno se ha trasladado a otras zonas de Toro ante la imposibilidad de instalar terrazas o de celebrar conciertos o eventos como los que, antes de la pandemia, se organizaban en la citada calle.

El alcalde, Tomas del Bien, reconoció que ante la denuncia interpuesta por un vecino el Ayuntamiento “no puede hacer nada” porque la normativa regional relativa a contaminación acústica “está por encima de la ordenanza municipal”.

Por este motivo, como aclaró, “el Ayuntamiento no tiene posibilidades de actuar”, a pesar de que durante años ha intentado “ser permisivo” con los negocios hosteleros de Trasalfóndiga al entender que “de ellos viven familias”.

La persistencia de un vecino choca con la permisividad de otros ciudadanos que durante todo el año residen en Trasalfóndiga y que “entienden la situación” de los discobares y que los jóvenes “tienen que tener una alternativa de ocio” para que no busquen la diversión fuera de Toro y tengan que desplazarse a otras localidades.

En este punto, Del Bien reconoció que “es una lástima” que jóvenes y no tan jóvenes no puedan disfrutar como antes del ambiente festivo de Trasalfóndiga y los hosteleros “no puedan levantar el vuelo”, después de “lo mal que lo están pasando”.

Hosteleros afectados por la prohibición de instalar terrazas en Trasalfóndiga han solicitado apoyo a los toresanos para “resistir” a pesar de las dificultades y el interés de “quien intenta demonizar una parte de Toro”.

En este sentido, apuntan que “nos quieren cerrar y nos quieren silenciar, pero no lo van a conseguir”, a la vez que recuerdan que, en otras épocas, en la ciudad trabajaban cerca de 30 discobares, de los que solo se mantienen cuatro cuando, ante una situación excepcional como la provocada por la pandemia, “somos, a parte de un medio de escape, una opción para divertirse en Toro”, porque los locales de ocio nocturno “son más seguros que fincas, peñas o fiestas descontroladas”.

Del mismo modo, subrayan que un discobar en Toro “es una oportunidad para cualquiera de poder trabajar en su hogar, en su ciudad” y aclaran que los jóvenes “queremos que Toro crezca y que exista trabajo”.

Por último, solicitan apoyo de los toresanos porque, como recuerdan, muchas parejas han surgido una noche en los discobares de Toro, en los que además han trabajado muchos jóvenes y en cuyas barras “se han escrito” muchas historias.