Experiencias, sensaciones y reivindicaciones centraron los mensajes lanzados ayer en Toro por seis jóvenes agricultores y ganaderos de diferentes provincias de la región, que han decidido apostar por su “tierra” y por un sector que precisa un urgente relevo generacional.

De hecho, el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, remarcó en la presentación del nuevo Plan Agricultura y Ganadería Joven que “los jóvenes son el futuro del campo, pero también el futuro de nuestros pueblos”, de ahí la importancia de sumar sinergias para “proteger” uno de los pilares del desarrollo de la región.

Asimismo reconoció que, aunque a lo largo de los dos últimos años, la Junta ha realizado un esfuerzo para que más jóvenes apuesten por un futuro ligado a la agricultura y la ganadería, el proyecto presentado ayer supondrá una “revolución”, porque con la concesión de ayudas pretende que, como mínimo, 3.500 profesionales más se incorporen en los dos próximos años al sector.

En este punto, destacó que en las dos últimas convocatorias de ayudas, 1.652 jóvenes se han beneficiado del apoyo de la Junta, de los que 268 desarrollan su actividad en Zamora, que se ha convertido en la segunda provincia con más adhesiones y en la que, en 2023, se pretende alcanzar la cifra de 550 nuevos agricultores y ganaderos. Reconoció Mañueco que “apostar por el campo es proteger nuestro medio rural” y apoyar a los jóvenes “es la mejor manera de proteger el futuro de nuestra tierra”.

Esta opinión la comparte Esther Heras que, a sus 40 años, regenta una explotación de porcino en Santa Clara de Avedillo porque quería desarrollar su proyecto de vida en Zamora. Casada y madre de dos hijos, Heras gestiona un cebadero de porcino blanco y decidió dedicarse al sector ganadero por la falta de oportunidades laborales en la provincia y su deseo de “quedarme en mi tierra”.

En enero de 2018 se incorporó a la explotación y, tras su experiencia, ha animado a los jóvenes a dedicarse a la ganadería porque “es una forma de dar vida a los pueblos”. En este punto, remarcó que la ganadería es un sector que “no podemos permitir que decaiga y debe ser especialmente protegido por la administración, ya que fija población y contribuye a crear riqueza en nuestra tierra”.

Hablan los protagonistas

Hablan los protagonistas M. J. C.

Con su mensaje, Heras animó de forma especial a las mujeres a que apuesten por la ganadería ya que, a pesar de ser un sector en el que mayoritariamente trabajan hombres, “cada vez somos más las que nos decidimos a dar el paso porque nos ayuda a sacar adelante a nuestras familias”.

La joven salmantina de 21 años, Andrea García, compagina sus estudios de Ingeniería Agrícola con la “ayuda” que presta en la explotación de vacuno de su familia. A pesar de su corta experiencia, García tiene claro que, en un futuro, le gustaría dirigir su propia explotación porque, desde niña “ha sido mi sueño” e invitó a los jóvenes a seguir sus pasos, porque el campo necesita un relevo generacional y la entrada de profesionales “con ganas de arriesgar e invertir”, pero siempre buscando el equilibrio entre la rentabilidad y, en el caso de la ganadería, el bienestar animal. Asimismo, destacó la importancia del sector ganadero en la cadena alimentaria porque, son muchos los profesionales que luchan cada día para que sus productos lleguen con la máxima calidad a los consumidores.

El segoviano Víctor García, se dedica a la agricultura y con la ayuda de sus hermanos gestiona una empresa que fundó a partir de un plan de mejora de la que regentaron sus padres. García también animó a los jóvenes a incorporarse a la agricultura, un sector que necesita entrega y dedicación, pero que contribuye a reactivar la vida en los pueblos.

Con 24 años, Belén Santamaría, se marca como objetivo concluir sus estudios universitarios e incorporarse a una cooperativa de agricultura ecológica. La joven instó a la administración a agilizar los trámites para solicitar ayudas porque, en ocasiones, “son complejos y suponen muchas trabas para los pequeños agricultores”. Santamaría animó a los jóvenes a “iniciarse en la bonita aventura del campo” y a “vivir en la tierra y con la tierra, no solo de la tierra”.

El joven palentino Álvaro Ortega nació en el seno de una familia de cuatro generaciones de agricultores y, desde pequeño, sintió una especial atracción por el campo. Después de completar su formación, decidió incorporarse al sector y, mano a mano con su padre, gestiona una explotación que ha apostado por la innovación para conseguir una mayor competitividad. Ortega instó a los jóvenes a incorporarse a la agricultura porque “es un sector que contribuye al desarrollo rural”.

Ana Pastor, joven soriana de 30 años, decidió dedicarse a la agricultura después de que su padre, tras enfermar, le propusiera hacerse cargo de la explotación familiar. Aunque “conocía lo esencial” del sector, con el paso del tiempo ha ampliado su formación y, en la actualidad, se dedica a cultivos tradicionales, a los que ha añadido otros menos conocidos como la flor de cebolla. Por último, animó a más mujeres a que se incorporen al campo y a que luchen por unos “precios justos” por sus productos.