El consejero de Cultura y Turismo, Javier Ortega Álvarez, ha visitado este martes el Sancti Spíritus de Toro para comprobar el resultado de la intervención ejecutada en las antiguas paneras y la botica del monasterio en la que la Junta ha realizado una inversión de 250.000 euros.

Durante la visita, el consejero ha recordado que la Junta viene atendiendo de manera constante las peticiones realizadas sobre bienes culturales que atesora la ciudad de Toro en la que, a lo largo de los últimos años, se han invertido más de 8 millones de euros para preservar su valioso patrimonio.

Además, Ortega subrayó que, con la intervención ejecutada en el convento toresano se persigue otro objetivo, dotar con “un nuevo” uso al patrimonio y, en el caso del Sancti Spíritus, la congregación de Dominicas baraja ya diferentes opciones para reutilizar tanto las paneras como la antigua botica.

La intervención realizada ha servido para recuperar las condiciones de estabilidad y estanqueidad de ambas estancias y las obras, que se han prolongado ocho meses, representa el eje de la política de la consejería basado en poner en valor los elementos patrimoniales.

El consejero, acompañado de otras autoridades, observa los paneles explicativos de la actuación M. J. C.

Durante la visita, el consejero también remarcó que la comunidad de religiosas Dominicas que habitan el convento es un ejemplo de adaptación a los nuevos tiempos al utilizar las tecnologías para divulgar los “tesoros” que alberga el Sancti Spíritus, canal que también usan para la venta online de los dulces que elaboran.

El monasterio del Sancti Spíritus de Toro se caracteriza por su singular importancia, por su calidad monumental y por los bienes que conserva en su interior, como el sepulcro de Doña Beatriz de Portugal y su museo de arte sacro.

La consejería de Cultura y Turismo ha contribuido a la recuperación del conjunto con una inversión total de más de 1,2 millones de euros, con actuaciones como la restauración del claustro, las cubiertas, la portada y la más reciente realizada en las antiguas paneras, estancias que se encontraban sin uso, debido al deterioro de muchos de sus elementos estructurales secundarios y del de la propia envolvente de la cubierta y que la comunidad religiosa tiene previsto dotar de nuevas funciones, aunque antiguamente fueron utilizadas para almacenar grano.

Igualmente, se ha recuperado la pieza que se usó como botica, cuya cubierta se encontraba derrumbada sobre el interior de este espacio.