En su primera visita a la ciudad de Toro sintió un “flechazo” y comenzó a perfilar la idea de convertirla en la capital iberoamericana de la mujer y el arte del siglo XXI. Tras muchos meses de trabajo conjunto con el Ayuntamiento, Manuel Víctor del Campo Yllera, ha logrado aunar el patrimonio histórico local con una magna exposición de arte contemporáneo, “La Iberoamericana” de Toro, que se inaugura el viernes y en la que el país invitado será México. El comisario de la muestra, al que avalan 35 años dedicados al mundo del arte, defiende la cultura como elemento integrador para luchar contra la desigualdad y frenar la despoblación.

–¿Qué supone para usted desempeñar el papel de comisario de la exposición La Iberoamericana de Toro?

–La Iberoamericana de Toro es un proyecto prioritario en todos los sentidos, porque sabemos que estamos creando una plataforma que se va a convertir en un referente cultural a nivel nacional e internacional, en el que las mujeres y el arte contemporáneo serán protagonistas. La exposición que se inaugura el viernes en Toro sentará las bases de una nueva visión de “Las Edades”, pero en las que la verdadera protagonista será la mujer.

–Ha reconocido que en su primera visita a Toro sintió un flechazo que le llevó a impulsar el proyecto expositivo en la ciudad, ¿qué le impresionó más de su primer contacto con Toro?

–Sabía que la ciudad era impresionante, pero no la conocía. Llegué a Toro una tarde del mes de agosto a la hora de la siesta, en la que la ciudad estaba vacía. Empecé a caminar por sus calles y me encontré con unos edificios, con unos palacios y con una arquitectura extraordinaria que me fascinó. No conocía tampoco la vista sobre el río Duero y, cuando me asomé al balcón desde el Espolón, sentí algo mágico. Llegué a Toro para pasar un rato, pero me quedé a dormir y al día siguiente visité los templos. En ese momento me percaté de lo bien organizadas que estaban las visitas, que se cumplían los horarios, que una persona acompañaba a los visitantes o que las piezas estaban perfectamente señalizadas e iluminadas y, sin duda, ese planteamiento museográfico es algo excepcional en Castilla y León.

–¿Este primer contacto con la ciudad fue clave para elegir a Toro como sede de una exposición de arte contemporáneo creado exclusivamente por mujeres?

–La verdad es que en esa primera visita a Toro la cabeza comenzó a funcionar y a rescatar proyectos que quería poner en marcha en esta zona y sobre los que, de alguna forma, había tirado la toalla porque en Castilla y León existe una política muy conservadora y tradicional, que se basa en enfocar siempre la cultura al pasado.

–¿De qué manera la exposición La Iberoamericana combinará el patrimonio histórico de Toro con el arte contemporáneo?

–Toro es una ciudad del siglo XXI que cuenta con empresas que se han modernizado en la que, además, su patrimonio puede dialogar cara a cara con el arte contemporáneo. La Iberoamericana supone una oportunidad para admirar arte contemporáneo en Toro y, además, va a atraer a mucha gente que reside fuera de Castilla y León.

–¿Cómo se han seleccionado las artistas que participarán en La Iberoamericana y que exhibirán sus obras en las diferentes sedes elegidas para exhibir sus obras?

–Las artistas que van a participar están emocionadas. Incluso, varias están creando obras concretas para la muestra y el espacio expositivo. Este es el caso de Susana Guerrero que se enamoró de los frescos Santa Catalina de Siena en la iglesia de San Sebastián de los Caballeros y que ha desarrollado una serie de instalaciones relacionadas con esas pinturas murales. Otra artista que participa en la exposición, Ruth Olabarri también está haciendo producción específica para la iglesia de San Lorenzo el Real. Todas las artistas están muy ilusionadas porque están muy orgullosas de haber sido elegidas para la exposición, por los espacios de los que van a disponer para mostrar su obra y por la filosofía del proyecto.

–¿Cuál es la filosofía del proyecto expositivo que el viernes se inaugura en Toro?

–La filosofía del proyecto se basa en que, aunque hemos avanzado mucho, partíamos del cero más absoluto en cuanto a la igualdad de la mujer. Mi teoría es que no podemos conformarnos, porque sería una victoria para los que no desean esa igualdad. Es verdad que se han dado pasos en el tema de la igualdad y se han logrado muchas cosas, pero con el imperio de la ley. Ahora tenemos que procurar caminar hacia la igualdad, pero con el imperio de la cultura. Tenemos que ser capaces de conseguir que cambie la cultura de las personas para que todos nos consideremos iguales, independientemente de nuestro sexo o de las relaciones personales que cada uno quiera tener. Lo primero son las personas. Defiendo la teoría de que muchos de los problemas que en la actualidad tiene el mundo se solucionarían seguramente si existiera esa igualdad y la mujer estuviera al 50 por ciento con el hombre gestionando este planeta.

–En la presentación de La Iberoamericana lanzó la idea de que Toro se convierta en sede permanente de “Las Edades de la Mujer”, ¿en qué fundamenta esta idea?

–Toro se tiene que convertir, como lo va a ser este año, en la capital de la mujer y de las artes visuales en la Iberoamérica del siglo XXI. Ha llegado la hora de “Las Edades de la Mujer” y de la igualdad.

–La exposición Iberoamericana también rendirá un homenaje a una de las artistas más importantes de Toro, Delhy Tejero, ¿en qué va a consistir el reconocimiento a una mujer que, quizá, no fue suficientemente valorada en su época?

–El caso de Delhy Tejero es bastante común en la época en la que vivió. Algunas mujeres artistas consiguieron destacar, pero hablamos de un problema de cultura y, por eso insisto mucho en que las leyes están muy bien porque impiden que se cometan determinadas barbaridades, pero lo que tenemos que conseguir es el cambio cultural y eso tan solo se conseguirá a través del lenguaje de la cultura, de la igualdad y del ejemplo.

–Durante la presentación de la exposición también aseguró que la cultura puede ayudar a frenar la despoblación en el medio rural, ¿la cultura puede ser un pilar de desarrollo para ciudades como Toro que no son ajenas al problema de la sangría demográfica?

–Sin duda. La cultura puede ser uno de los pilares de futuro más importantes. Gracias al trabajo realizado por el Ayuntamiento, Toro tiene una política cultural extraordinaria, con unos conciertos de lujo y la intensidad cultural durante el verano es tremenda. No obstante, creo que hace falta por parte de la Junta y del Gobierno, ahora que va a llegar una lluvia de millones, elaborar un plan de recuperación del patrimonio para reconstruir ciudades como Toro o Tordesillas, en las que es una pena ver monumentos o edificios emblemáticos que están caídos y eso no se puede permitir.

–¿La cultura o ese plan de reconstrucción de ciudades patrimoniales son factores suficientes para atraer población asentada en grandes capitales?

–Hay decenas de miles de personas que residen en Madrid, que son profesionales del mundo de la creación, del diseño gráfico o de la arquitectura que estarían encantados de trabajar en ciudades como Toro. En torno a la cultura se genera una importante industria. Por ejemplo, detrás de una actuación en el Teatro Latorre hay profesionales que venden focos, que crean las escenografías o que transportan el material, al margen de los técnicos o los actores. Detrás de una función, si empiezas a tirar del hilo, puede haber 150 familias que viven de ella.