La plaza de Santa Marina acoge un año más la Feria del Ajo de Toro que, pese a que en otras épocas era una cita ineludible para los productores, con el paso del tiempo tan solo se mantiene gracias al empeño de un reducido grupo de vendedores, que quieren preservar una tradición muy arraigada en torno a la fiesta de San Pedro.
Hasta este domingo, toresanos y visitantes podrán adquirir ristras de ajos que, este año, se caracterizan por su mayor calidad y tamaño porque, como apuntaron los vendedores, “la cosecha ha sido buena”.
Los precios de las ristras se mantienen respecto al pasado año y oscilan entre los 3 euros y los 6 euros, en función del tamaño de los ajos.
Además de intentar que no se pierda una tradición que nació en Toro, los vendedores reconocen que optan por instalar sus puestos en la plaza de Santa Marina, en lugar de desplazarse a la feria que se celebra en la capital por las fiestas de San Pedro, porque con el paso del tiempo no solo han conseguido fidelizar a clientes de Toro, sino que sus ajos viajan cada año a otras regiones como Madrid o el País Vasco.
Los vendedores de Toro y Villabuena del Puente que ofrecen sus ristras en la céntrica plaza reclaman más apoyo para que la feria recupere parte del esplendor que alcanzó hace años gracias a que, de forma paralela se celebraban otras actividades lúdicas que atraían a numerosos visitantes.
De aquellos eventos lúdicos tan solo se mantiene el concierto dedicado al feriante del ajo que, este año, volverá a ofrecer la Banda de Música La Lira este domingo, a partir de las 21.00 horas, en la plaza de toros.
Muy lejos queda el esplendor de la Feria del Ajo que se celebraba en Toro durante la que también se organizaba una verbena o una novillada. Incluso, de forma paralela se celebraban otras ferias sectoriales dedicadas a la madera, la verdura o el ganado.
En los años 60 comenzó a decaer la feria, en parte, porque ahora se pueden adquirir ajos durante todo el año en comercios o supermercados.