Toro honró en el Lunes de Pentecostés a su patrón, el Cristo de las Batallas, con el culto religioso en la ermita y el esperado reencuentro de familiares y amigos en la pradera, aunque la pandemia impidió, por segundo año consecutivo, celebrar la tradicional procesión.

Desde primera hora de la mañana se oficiaron misas en la ermita para solicitar la intersección del Cristo de las Batallas, al que los toresanos profesaron con emoción y respeto su profunda devoción.

Los hermanos de la cofradía velaron en todo momento porque los asistentes a las misas acataran las normas de seguridad y respetaran el aforo permitido, lo que propició que en las inmediaciones de la ermita se formaran colas para acceder al interior y cumplir con la tradición de rezar y venerar al patrón.

Toresanos siguen con atención una de las misas oficiadas en la ermita M. J. C.

Una vez finalizada la última eucaristía programada, varios cofrades procedieron a bajar la imagen del altar mayor de la ermita para trasladarla hasta una de las puertas laterales, desde la que se celebró la bendición de la vega y de la ciudad, que fue oficiada por el ex obispo de León, el toresano Julián López, acompañado de varios párrocos.

Por segundo año consecutivo, los devotos tuvieron que conformarse con seguir a distancia la bendición ya que, por la pandemia, no pudieron participar en la procesión por la pradera y que fue suspendida para evitar aglomeraciones.

Cofrades bajan la imagen del Cristo de las Batallas para celebrar la bendición de la ciudad M. J. C.

Aunque la asistencia a los actos religiosos fue notable y Toro recobró el latido de la devoción a su patrón, las restricciones y las condiciones meteorológicas restaron afluencia de toresanos en la pradera, en la que tan solo varios jóvenes acamparon la noche anterior y reducidos grupos disfrutaron de una jornada campera, en la que el fervor fue aderezado con sabrosas viandas y momentos para el recuerdo.

A pesar de que el Ayuntamiento había ejecutado diversas mejoras para acondicionar la pradera, muchos ciudadanos eligieron reunirse en fincas próximas a la ermita para sentir cerca al patrón. Embutidos, tortilla de patata, pimientos, carne, limonada, refrescos o vino de Toro fueron los ingredientes más elegidos para el menú campero del que los toresanos dieron buena cuenta.

Vecinos pasean por la pradera del Cristo de las Batallas M. J. C.

El presidente de la cofradía, Fernando Roldán, subrayó que, a pesar de las restricciones, la fiesta del patrón reunió ayer a numerosos toresanos y resaltó la elevada afluencia a las misas.

Además, destacó la “tranquilidad” con la que ayer se desarrolló la celebración y deseó que el próximo año la “nueva normalidad” permita retomar la fiesta como en las ediciones anteriores a la pandemia.