El Consejo Regulador ha realizado un primer balance de los daños provocados por heladas tardías en viñedos de la Denominación de Origen Toro ya brotados y que podrían derivar en una merma de la cosecha de uva.

El director técnico del órgano vinícola, Santiago Castro, destacó que los efectos de las heladas tardías no son generalizados, sino que se circunscriben a parcelas de viñedo de varios municipios como Morales de Toro, El Pego, San Román de Hornija, Villaester o Pedrosa del Rey, en los que los daños pueden alcanzar el 70%, mientras que en otras localidades o no se han registrado pérdidas o tan solo han afectado a las plantas en un 5 o un 10%.

Destacó Castro que las heladas se registraron en las noches del 16 al 18 de abril, en las que las temperaturas fueron inferiores a cero grados, descenso que en las parcelas más afectadas provocó que “se quemaran” las yemas incipientes, mientras que en otros casos han afectado a las primeras hojas.

Además, precisó que en las fechas citadas confluyeron dos tipos de heladas. La primera se denomina “helada de advección” y es originada por la irrupción de masas de aire frío y la segunda es la “helada de radiación” provocada por el enfriamiento del suelo.

Por otra parte, Castro señaló que las cepas con menores daños es probable que “broten con normalidad”, mientras que en los viñedos en los que están afectadas las primeras yemas será necesario esperar para comprobar si las secundarias brotan, aunque en estas vides la “carga” o producción de uva será, en principio, inferior a la prevista inicialmente.

Por tanto, será necesario esperar para constatar si los daños en los viñedos son definitivos o si se limitan a las hojas y a los primeros brotes de racimos y para cuantificar las hectáreas de la Denominación de Origen que han resultado afectadas por las heladas.

Crecimiento desigual por la poda escalonada de las vides

Por otra parte, Castro reconoció que, este año, la brotación del viñedo en la Denominación de Origen Toro se ha producido con una semana de adelanto respecto a las fechas en las que, de forma habitual, “la planta vuelve a la vida” e inicia su crecimiento.

En este sentido, recordó que las primeras yemas de los sarmientos de la vid brotan generalmente entre el 20 y el 25 de abril y que, este año, el proceso se ha adelantado una semana. Además, a diferencia de otros años, como apuntó el director técnico del Consejo Regulador, las brotaciones “están siendo muy dispares”, ya que en la actualidad algunos viñedos cuentan con “racimos visibles”, mientras que en otros han empezado a salir las primeras hojas, diferencia que achacó al momento en el que se procedido a podar las cepas.

Durante esta etapa los pequeños brotes se transforman en las primeras hojas de la planta, etapa que es vital para la vid porque marcará cómo será el resto de su crecimiento. En esta etapa, denominada foliación, el viñedo es muy vulnerable a las inclemencias meteorológicas como tormentas de granizo o heladas tardías, ya que si estos fenómenos afectan a la planta condicionarían su crecimiento y la producción futura de uvas.