Es un apasionado de la fotografía, afición que descubrió cuando era un niño y que, con tesón, constancia, esfuerzo y muchas ganas de aprender, ha cultivado con el paso del tiempo. El toresano de 48 años, Antonio Fortuoso Talegón, expone durante los meses de abril y mayo en una de las salas del Alcázar una colección de 15 fotografías dedicadas a trabajos del ayer en el viñedo de Toro, proyecto conjunto con Natividad de la Torre, que el próximo año tendrá continuidad con una nueva muestra dedicada al ciclo de la uva y a las labores que realizan las bodegas para obtener los preciados vinos de la Denominación de Origen.

–¿Cómo surgió su afición a la fotografía?

–Recuerdo mi primera cámara de fotos el día de la Primera Comunión y ya entonces me di cuenta de la magia que supone poder hacer fotografías y captar un momento concreto en un segundo y poderlo ver posteriormente. Esa experiencia me cautivó. A partir de ahí empecé a jugar con cámaras, me compré mi primera cámara, hice las primeras fotografías que, ahora cuando las veo creo que son muy malas, pero que me sirvieron para ir aprendiendo y evolucionando y, sobre todo, para fomentar mi afición a la fotografía. Después he comprendido que la fotografía es una de las aficiones que más me gustan, más me llenan y que me permiten disfrutar del momento.

–¿Para perfeccionar su técnica, ¿ha cursado estudios relacionados con la fotografía?

–Estuve trabajando mucho tiempo en el sector de la construcción, pero bajaron mucho las cosas y me quedé sin trabajo. En ese momento decidí que tenía que aprovechar la oportunidad para formarme en el mundo de la fotografía. Estudié el grado medio y el módulo superior de imagen en Zamora yen Valladolid, por lo que sí me he formado académicamente en el campo de la fotografía.

–¿La fotografía requiere de un talento especial y unas cualidades concretas o con formación es posible convertirse en un profesional del sector?

–Creo que en el fondo todo se consigue con ganas, pasión y, sobre todo, con mucha práctica. Es verdad que haciendo fotografías se cometen muchos errores, pero este mundo también te ofrece la oportunidad de ir aprendiendo con cada fotografía que haces hasta conseguir imágenes como las de la exposición del Alcázar que, seguramente, si las veo dentro de 15 años, me parecerá que no tienen tanta calidad.

–¿“Los trabajos del ayer en el viñedo toresano” es su primera exposición fotográfica?

–No. Hace varios años celebramos en Toro unas quedadas fotográficas y decidimos organizar una exposición con una imagen de cada uno de los participantes en las jornadas. Además, hace dos o tres años presenté al Consejo Regulador de la Denominación de Origen Toro un proyecto conjunto con Natividad de la Torre, basado en un reportaje sobre trabajos de antaño, pero basados en las mujeres. Ese proyecto se expuso en una Feria del Vino de Toro que se celebró en la plaza de toros.

–¿De esa primera colaboración con la Denominación de Origen Toro surgió la colección de imágenes de la exposición que se puede admirar en el Alcázar?

–Después de ofrecer ese primer proyecto, al Consejo Regulador no le cuadraba porque no estaba relacionado en su totalidad con el mundo del vino. No obstante, nos propuso desarrollar otro proyecto vinculado al vino y las viñas y de esa propuesta nació la exposición.

–La muestra evoca tradiciones y labores ligadas al viñedo de Toro, ¿qué mensaje ha pretendido trasladar a las personas que tengan la oportunidad de admirar sus imágenes?

–La idea era recuperar labores y los trabajos que se realizaban antaño en el viñedo para que la gente no los olvide y, sobre todo, que especialmente en los más mayores aflore un sentimiento de nostalgia de los momentos que vivieron en el campo. Aunque hay muchos oficios que se mantienen, otros se han perdido como arar con el burro o la recogida exclusiva a mano de los viñedos trabajos que ya no se realizan, pero a las personas que los recuerdan creo que las fotografías les han provocado añoranza.

–Para plasmar en las imágenes de la exposición la esencia de esos oficios perdidos y relacionados con el viñedo, ¿ha tenido que realizar un trabajo de documentación e investigación previo?

–Nati ha tenido familiares viticultores y mi padre también ha sido viticultor toda la vida. Preguntando a la gente mayor es como más y mejor se aprende y, aunque no soy muy mayor, muchas labores propias de la viña las he vivido, porque algunas se mantienen todavía. Por ejemplo, he ido a vendimiar y se sigue almorzando y también he podado viñas. En definitiva, lo que he pretendido con las fotografías de la exposición es que ese conjunto de oficios y de tradiciones no se olviden.

–En principio está previsto que la exposición tenga una segunda parte el próximo año, ¿cuál será el hilo conductor del nuevo proyecto?

–El primer proyecto ha gustado bastante y la Denominación de Origen Toro nos ha realizado la oferta de poder complementar este trabajo con otro posterior. Por tanto, la exposición sobre los trabajos de antaño en el viñedo toresano es un punto y seguido a otro proyecto sobre el ciclo de la uva. La primera parte está dedicada a la recolecta y la cosecha del majuelo y queremos hacer algo similar pero en bodega. Por tanto, la próxima colección de fotografías tratará de reflejar, dentro de las posibilidades que haya, todos los trabajos y las labores que se realizaban en bodega para la obtención del vino.

–Al margen de la exposición que en abril y mayo se puede admirar en el Alcázar, recientemente ha sido galardonado con el primer premio del concurso de fotografía convocado por la Junta pro Semana Santa de Toro, ¿qué supone para usted recibir este tipo de reconocimientos por su trabajo?

–La verdad es que todos los premios suponen una satisfacción porque, al final, muestras a la gente lo que tú haces y si lo valoran te sientes muy orgulloso. Además, ha sido un honor que la Junta pro Semana Santa haya elegido una de mis fotografías como la mejor de un concurso tan representativo para la ciudad y para mi como cofrade.

–¿Qué temática le gusta más captar con su cámara?

–Es cierto que no tengo ni un tema ni un estilo definido. Me gusta mucho el blanco y negro, pero en cuanto a la temática me da un poco igual si se trata de paisajes, retratos u otros temas. Al final lo importante es hacer fotografías, aunque me gustaría enfocar mi trabajo en el blanco y negro, pero esto no quiere decir que no haga fotografías en color.

–Para un gran aficionado a la fotografía, ¿Toro es una ciudad que ofrece mucho juego a la hora de captar sus rincones, monumentos, tradiciones o fiestas?

–Es verdad que Toro brinda durante el año muchos momentos fotográficos, pero si no participara en casi todos tendría más posibilidades de hacer fotografías. Toro tiene numerosos lugares, espectáculos y tradiciones para hacer fotografías y para crear un mundo fotográfico muy bonito.

–En un futuro, ¿le gustaría dedicarse profesionalmente a la fotografía?

–Sí. Con el hecho de haberme formado perseguía ese fin, pero ahora las cosas no están bien y me conformó con que siga siendo mi hobby y que me permita poder organizar exposiciones. Si en un futuro me puedo dedicar a la fotografía lo agradecería, porque no hay nada más bonito que poder trabajar en lo que te gusta.