Los lienzos murales con los que la artista toresana Delhy Tejero decoró en 1965 el vestíbulo del edificio de oficinas de la antigua fábrica de Tabacos de Altadis en Sevilla corren un serio riesgo de desaparecer, por la posible reconversión del histórico inmueble en un hotel.

Ya en el año 2014, familiares de la pintora alertaron sobre el peligro de que los murales se perdieran para siempre por un convenio suscrito entre el Ayuntamiento de Sevilla y Altadis y basado en derribar la mayoría de sus edificios, acuerdo que afectaría a los lienzos creados por Tejero al encontrarse incrustados en los muros de la antigua fábrica.

El profesor de la Escuela Superior de Arquitectura de Sevilla y experto en arquitectura industrial, Julián Sobrino, alertó entonces a los familiares de la artista toresana sobre la posible pérdida de los lienzos e incluso presentó un informe para reclamar su conservación y la de la antigua fábrica por su relevante valor arquitectónico.

Las dudas sobre el futuro incierto de los murales decorativos resurgen ahora, tal y como ha advertido África Cabanillas Casafranca en un artículo publicado en el portal m-arteyculturavisual.com, en el que han colaborado familiares de Tejero, con el fin de hacer un frente común para volver a reclamar la conservación de la colección de los valiosos lienzos y de que las instituciones sevillanas procedan a su restauración o, en última instancia, “a sacarlos del edificio”.

Uno de los lienzos creados por Delhy Tejero para la antigua fábrica de tabaco de Sevilla I. V.

En este sentido, Cabanillas subraya que la posible pérdida de la obra mural de Tejero supondría “la desaparición de un excelente ejemplo de la pintura decorativa”, aunque también resalta el hecho de que fue realizada por una mujer y que la artista toresana fue “una de las pocas, sino la única, que hizo murales de forma ininterrumpida”.

En 2007 la antigua fábrica cerró sus puertas y, durante 13 años, como remarca Cabanillas, el Ayuntamiento de Sevilla y la multinacional Altadis mantuvieron negociaciones que, finalmente, fructificaron en un acuerdo suscrito al año siguiente.

Altadis encargó la elaboración de un informe sobre la fábrica que fue aprobado por la Comisión Provincial de Patrimonio, pero la nueva función del histórico edificio y la ausencia de protección de los lienzos podrían derivar en su retirada o en su pérdida definitiva.

Tejero aceptó el encargo de decorar el vestíbulo del edificio fabril de Tabacalera en el barrio sevillano de Triana y en 1965 realizó los primeros bocetos que, posteriormente, plasmó en grandes lienzos en su estudio en Madrid, ante la imposibilidad de trasladarse a Sevilla por su delicado estado de salud, lo que la obligó a encargar a la Casa Macarrón el montaje de su trabajo.

El conjunto pictórico decora un friso entre el límite de la pared, revestida de grandes placas de mármol, y el techo. El hilo conductor de la obra es un “cuento” que narra desde la plantación de tabaco en América hasta la llegada de las carabelas a España, así como su posterior procesado industrial en Andalucía, recreación en la que Tejero utilizó formas geométricas y colores naturales.

Sin embargo, como apunta Cabanillas, la instalación del mural fue poco acertada y no respondió a la idea original de la artista, porque tuvo que colocarse a una mayor altura de la prevista inicialmente por el revestimiento con mármol rojo de los muros y que, en su opinión, interfería en la percepción y restaba protagonismo a sus pinturas.

Desde su creación hace 56 años, la obra mural nunca ha sido restaurada y el paso del tiempo ha provocado que su deterioro sea evidente por la pérdida de pigmento e, incluso en una parte, ha desaparecido por una fuga de agua.

Familiares de la artista confían en lograr “que los lienzos no se pierdan definitivamente”, y destacan la importancia de “conseguir el interés de Patrimonio de Sevilla para que pueda rehabilitarlos”.

Otra opción es “sacarlos del edificio original de Tabacalera”, para su posterior colocación en algún otro inmueble, con el objetivo de que puedan ser admirados y, sobre todo, conservados, porque son “una obra fundamental de la trayectoria artística” de Tejero.