El palacio de Bustamante es uno de los edificios civiles más importantes de Toro, pero su actual estado supone un serio riesgo para su conservación. En febrero de 2018, un fuerte estruendo despertó a los vecinos que residen en el entorno del palacio por un derrumbe parcial, que motivó la incoación de un expediente por parte del Ayuntamiento de Toro, por el que instaba a sus propietarios a adoptar medidas y a actuar con urgencia para preservar un edificio emblemático y para minimizar el riesgo que su deterioro supone para la construcción colindante: el pabellón municipal de deportes. La concejala de Obras, Ruth Martín, reconoció que la tramitación del expediente sigue su curso, aunque es preciso atar diversos cabos, después de que la propiedad del edificio haya cambiado de manos por un embargo. No obstante, destacó que la pretensión del Ayuntamiento es agilizar el procedimiento para que se “pueda actuar cuanto antes” en el palacio.

La actual situación del histórico inmueble preocupa a los dirigentes municipales pero también a la oposición y, por este motivo, el portavoz de Ciudadanos, Javier Gómez Valdespina, ha interpelado al equipo de Gobierno sobre el expediente incoado después del derrumbe. El concejal de la formación naranja achacó el desplome parcial del palacio a “una dejadez absoluta de sus propietarios” para, a renglón seguido, recordar que el Ayuntamiento abrió un expediente para instar a los dueños a que, de forma urgente, adoptaran medidas para frenar la degradación del edificio y para evitar “algún daño personal”, porque el edificio colinda con el pabellón municipal de deportes, cuyo entorno se ha convertido en un lugar de reunión de jóvenes. A pesar del deterioro del palacio y del tiempo transcurrido desde el derrumbe, como puntualizó Gómez, “no se ha tomado ninguna medida al respecto” y, por este motivo, ha instado al equipo de Gobierno a agilizar el expediente.

Un empresario toresano adquirió en 2007 el edificio, con el objetivo de convertirlo en su vivienda familiar, aunque posteriormente se replanteó su uso y solicitó autorización a la Comisión Territorial de Patrimonio para modificar el proyecto y convertir el palacio en un establecimiento hotelero. La elevada inversión que requería el proyecto obligó al empresario a paralizar las obras, después de haber intervenido en cubiertas o fachadas. Posteriormente, el palacio fue embargado sin que, hasta el momento, se hayan acometido las intervenciones que necesita para garantizar su conservación y frenar su deterioro.

La fundación del palacio de Bustamante de Toro se vincula a Pedro I “El Cruel” y su origen se remonta a la primera mitad del siglo XV, ya que se tiene constancia de que Inés Gómez, vecina de Villalpando, vendió en el año 1460 el edificio, ubicado en la calle La Reina, a García Alonso de Ulloa, cuyo mayorazgo fue heredado por Guiomar de Ulloa.

Zona del histórico edificio afectada por el derrumbe . M. J. C.

Ante la ausencia de herederos, el palacio y otros bienes pasaron a depender del monasterio del Sancti Spíritus que, en 1672, lo vendió a Félix de Ribera Velázquez, quien ordenó adecuar un oratorio en una dependencia que habitó Santa Teresa de Jesús, amiga de Guiomar de Ulloa. El habitáculo que ocupó la santa abulense se conserva en una de las esquinas del palacio y se distingue a la perfección del resto de estancias, no solo porque una lápida en el exterior con una inscripción así lo atestigua, sino porque el que fuera propietario del edificio en el siglo XVII, Diego de Bustamante, que enajenó el edificio en 1690, decidió mantener el aposento tal y como estaba cuando alojó a la religiosa fundadora de las Carmelitas Descalzas.

El inmueble también perteneció al Barón de Covagonda y sus familiares alcanzaron un acuerdo de venta con el empresario toresano. Tras iniciar su restauración, por diversos motivos, las obras tuvieron que ser paralizadas y, desde entonces, el estado del palacio de Bustamante se ha agravado y requiere una urgente intervención para garantizar la conservación de uno de los edificios más representativos del pasado histórico de Toro.