El sector vitivinícola, junto el ovino y el caprino, ha sido uno de los grandes afectados por la crisis de 2020 debido al cierre del canal Horeca –hoteles, restaurantes y cafeterías– tanto durante el primer confinamiento de la primavera como durante parte del otoño, al ser este uno de los principales canales de distribución de los vinos.

El cierre de la hostelería pone coto a la salida de gran parte de la producción de las bodegas, que se ven obligadas a reinventarse y que ven en la venta “online” una pequeña oportunidad para dar salida a sus existencias, además de que el confinamiento favorece el consumo de vino también en los hogares, una tendencia que asumen los ciudadanos.

El Gobierno pone en marcha medidas de ayuda para el colectivo como la destilación de crisis, las ayudas al almacenamiento o la cosecha en verde y desde la Junta se reclaman fondos suficientes para todo el sector, además de que se incorporan 2,8 millones de euros para complementar las ayudas a la cosecha en verde del Ministerio.

A ello se suma un buen año en lo meteorológico que hace prever una buena cosecha, como así se materializa finalmente, con una vendimia que supera los 287 millones de euros, un 12 % más que la de un año antes, y que está marcada por las intensas medidas de seguridad ante el COVID y que se desarrolla sin complicaciones. Sin embargo, la mayor preocupación durante todo el año es la dificultad para que los vinos lleguen al mercado ante las limitaciones de aforos y la escasa actividad de la hostelería en los últimos meses del año.

En cuanto a la remolacha azucarera, el otro motor del sector primario toresano, con la campaña a punto de finalizar las previsiones se han ido cumpliendo y se puede hablar de un buen año, al menos de momento, tanto en cantidad como en calidad. Pero en un ejercicio sin grandes sobresaltos, la principal incidencia se produce como consecuencia del anuncio del Ministerio de Consumo de establecer un impuesto al azúcar, algo que pone en jaque al sector. La Junta sale en defensa de un producto que siempre ha sido estratégico en la Comunidad y tilda el impuesto de “improcedente e inoportuno”, algo que respalda también la industria agroalimentaria que considera que se trata de un “grave error”.

De esta forma, y ante el grave perjuicio que podría suponer para muchos puestos de trabajo en Castilla y León, tanto el Gobierno autonómico como 23 asociaciones e instituciones exigen al Gobierno central la supresión del IVA a las bebidas azucaradas y la retirada de la campaña publicitaria ‘#El Azúcar Mata’ que compara el producto remolachero con un cigarrillo.

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En cuanto al cereal, las previsiones para la campaña de este año eran buenas ya desde el inicio, y quedó demostrado en el mes de julio. Pese a la incertidumbre generada por la pandemia, la cosecha alcanza los 8,4 millones de toneladas, lo que la convierte en la segunda mayor producción de los últimos 35 años y solo por detrás de la del año 2008, cuando se registra el récord histórico de 9,4 millones de toneladas.

El valor de la producción de la cosecha a los precios de la segunda semana de agosto era del 1.325 millones de euros, lo que representa un aumento del 38,8% del valor de la cosecha media de los últimos cinco años. Sin embargo, el ‘pero’ a estos buenos datos se encuentra en los precios. Las organizaciones agrarias advierten de la especulación que se está haciendo con la cosecha y aconsejan esperar a la venta y al repunte de los precios, que llega más adelante.