La directora del área agrícola de Azucarera, Salomé Santos, es optimista en cuanto al futuro del sector remolachero, a pesar de que medidas como la subida del IVA para las bebidas edulcoradas o la campaña “El azúcar mata” suponen, a su juicio, un ataque frontal a uno de los motores del medio rural.

–¿Cómo valora el desarrollo de la actual campaña en la Azucarera de Toro?

–Abrimos la campaña el 5 de noviembre y llevamos molturadas aproximadamente un tercio de las 3.500 hectáreas contratadas para la fábrica de Toro. Nos quedan dos tercios más, pero ya contamos con datos que revelan una buena tendencia, porque sitúa los rendimientos medios entre 107 y 110 toneladas por hectárea y una polarización que ronda los 17,5 grados. En términos generales está siendo una campaña buena para el agricultor y para la fábrica. Además, se ha podido arrancar con normalidad, con suficiente stock en el campo y la fábrica va moliendo remolacha de una manera fluida. La previsión es que sigamos molturando a buen ritmo hasta aproximadamente la primera semana de enero.

–La situación provocada por el COVID, ¿está condicionando el desarrollo de la campaña?

–Habíamos ensayado los protocolos en la fábrica de La Bañeza que estaba abierta cuando estalló la crisis en marzo y, por tanto, ya los teníamos programados. Lo que hemos hecho este año es aplicar el mismo protocolo en las fábricas de Toro y Miranda y hemos establecido medidas de seguridad para los trabajadores. También, hemos implementado por primera vez en Toro un sistema para no tener ningún contacto físico entre el personal de fábrica y transportistas, lo que permite evitar riesgos de contagio.

–Azucarera ha implantado el plan “Curva sacarosa” para determinar el momento más óptimo de arranque, ¿qué ventajas aporta el proyecto?

–Es un proyecto piloto que lanzamos el año pasado. Llevamos tres años recabando datos para afinar esa curva sacarosa, que se consigue mediante un seguimiento satelital de la evolución del cultivo para determinar en qué momento tiene el máximo de sacarosa y, por tanto, el mejor para el arranque. Este año estamos comparando el orden de los arranques que establecemos con herramientas tradicionales como cuándo se sembró la remolacha, el tipo de suelo o las preferencias del agricultor, con datos del satélite sobre cuándo habría que arrancar cada parcela y obtener el mayor potencial de sacarosa.

–¿Cuándo estará listo el resultado del estudio?

–El resultado lo tendremos al final de la campaña, pero avanzamos a buen ritmo y, con esta herramienta, esperamos mejorar la forma de ordenar los arranques para que se lleven a cabo cuando el agricultor obtiene el mayor ingreso posible y nosotros la máxima capacidad de extracción de sacarosa.

–¿Cómo ha afectado al sector la campaña del Ministerio de Consumo “El azúcar mata”?

–Es una campaña demagógica, irresponsable e inoportuna. Demagógica porque decir que el azúcar mata y compararlo con un cigarrillo es rotundamente falso. El azúcar es un alimento natural que procede del campo, que no mata y que es necesario para el organismo. Otra cosa es que el azúcar se consuma en exceso, pero en ningún caso es comparable con un cigarrillo, porque desde el primero que fumas está perjudicando al organismo, algo que no ocurre con el azúcar. De hecho, es bueno para el organismo cuando se consume en las dosis recomendadas, dosis que dependen mucho de cuánto deporte se hace o del propio estado de salud. Decir que “el azúcar mata” es gravemente irresponsable porque, además de ser falso, ataca a un sector que genera muchos puestos de trabajo en el medio rural. En una época en la que estamos hablando de la necesidad de frenar la despoblación, una campaña de este estilo es irresponsable, porque va en contra de un objetivo prioritario en España, basado en generar riqueza y empleo en el medio rural.

–La subida del IVA de las bebidas edulcoradas, ¿pone en peligro fábricas como la de Toro?

–No, porque en España se consume más azúcar de la que somos capaces de producir. España es un país deficitario en términos de producción y tenemos mercado para seguir vendiendo azúcar y que las fábricas sean sostenibles. La propuesta, que es demagógica, no va a conseguir el fin que pretende, porque si se quisiera proteger la salud de los españoles habría que poner un impuesto al sedentarismo, a las videoconsolas o a los menús grasos, que provocan que los jóvenes estén todo el día sentados y no hagan ejercicio y, por eso, tienen problemas de obesidad.

–Por tanto, ¿cuál es la finalidad de la medida?

–Está claro que la finalidad de la subida del IVA de las bebidas edulcoradas no es garantizar la salud sino recaudatoria y han pensado que un objetivo fácil es el azúcar. Además es inoportuna porque el impuesto afecta a uno de los sectores más afectadospor la crisis, el sector Horeca, ya que las bebidas carbonatadas se consumen fundamentalmente en hostelería.

–Instituciones, productores, e industrias se han unido para defender al sector, ¿cómo valora este ese respaldo tan amplio?

–Lo valoro muy positivamente. Creo que una de las fortalezas del sector es lo bien vertebrado que está y la unidad que existe cuando se trata de profesionalizar, defender y potenciar el cultivo para que sea más sostenible.

–Uno de los problemas del sector es la reducción de la siembra, ¿qué planes tiene Azucarera para revertir la situación?

–Estamos trabajando para revertir la situación y, de hecho, este año la fábrica de Toro ha crecido en 500 hectáreas respecto al pasado. El objetivo de Azucarera es que el cambio de tendencia se consolide y sumemos otras tantas hectáreas más en Toro para superar el umbral de las 4.000 hectáreas. Para conseguir el objetivo, junto a Agroteo, prestamos servicios al agricultor que redundan en la rebaja de sus costes, servicios como la compra conjunta de variedades de semillas, de abonado o de máquinas que traten el cultivo y su recolección.

–¿Azucarera seguirá apostando por la investigación, junto con Aimcra, para entre otros objetivos reducir daños por enfermedades como la cercospora?

–Una pata clave de la sostenibilidad de Azucarera son los servicios agronómicos de investigación y desarrollo de nuevas soluciones de Aimcra. Todos los años incorporamos mejoras, bien a través de ensayos de semillas que aportan más producción al campo o de variedades resistentes a la cercospora, un problema que empieza a ser endémico en algunas zonas.