Singular y funcional. Ambos rasgos caracterizan al puente de hierro de Toro construido en el año 1907 y que recientemente ha sido objeto de diversos trabajos de conservación para mejorar la seguridad vial. El puente metálico se ha convertido en un eje de conexión fundamental para Toro y podría jugar un papel clave en su futuro si se materializa el el proyecto de creación de un corredor de negocios agroalimentarios al sur del Duero, que se extendería por los 16 municipios disgregados en el trazado de la carretera autonómica CL-602. El puente de hierro no es solo una infraestructura de comunicación fundamental para ciudad sino que también, con el paso del tiempo, se ha convertido en una obra arquitectónica reconocida por expertos, sobre todo por su plena integración en un paraje natural del alto valor ecológico y medioambiental bañado por el río Duero.

Su construcción fue promovida por el Diputado a Cortes del distrito de Toro, José Díez Macuso, en el enclave conocido como San Tirso, aunque en el mismo paraje, pero en 1855, ya se proyectó la adecuación de un puente metálico como alternativa al de piedra y que permitiera salvar la barrera que, para la conexión de la ciudad, suponía el río Duero. Para impulsar el proyecto, el político zamorano Claudio Moyano, consiguió una Real Orden por la que el Estado concedió piedra procedente de las canteras de Casasola para las obras, por un valor de más de un millón de reales, aunque una vez entregado el material, parte desapareció. El puente proyectado a mediados del siglo XIX, según el estudio “La construcción del territorio: Caminos y puentes en Castilla y León” de Pilar Chías y Tomás Abad, fue ideado por el ingeniero Enrique Alau y, de haberse materializado, hubiera supuesto la construcción de un tramo único de 140 metros de luz y de seis metros de anchura de tablero, suspendido de cuatro cables y de péndolas cilíndricas de hierro forjado. Las pilas fueron proyectadas de sillería, unidas por un arco semicircular formando un pórtico. El presupuesto de la obra ascendía a cuatro millones y medio de reales.

El proyecto de adecuación de un nuevo puente sobre el Duero en el municipio de Toro se retomó a principios del siglo XX y, en 1907, fue construido por el ingeniero Tomás Tamarit. Tres tramos metálicos en celosía, formados cada uno por dos arcos gemelos, conforman el puente de hierro de Toro. A ambos lados de los arcos existen unas aceras voladas protegidas mediante barandillas, dejando libre la calzada. Cada tramo del puente metálico se apoya sobre pilas de sillería en talud, con tajamares semicilíndricos en ambos alzados y con la línea superior de apoyo muy definida por hiladas, mientras que los estribos son de mampostería. La rasante del puente de hierro se eleva hasta 6,60 metros sobre el cauce del río y su longitud supera los 168 metros. Desde su construcción, el puente metálico ha sido objeto de diversas mejoras y en 1980 la estructura fue reforzada.

La última intervención, ha sido ejecutada recientemente por el Servicio Territorial de Fomento de la Junta y los trabajos se han centrado en la sustitución de las juntas de dilatación de la calzada que presentaban un notable desgaste por el intenso tráfico que soporta el puente, cerca de 2.500 vehículos cada día, de los que casi 500 son pesados, lo que contribuye a un mayor desgaste de la construcción.

El puente metálico es uno de los accesos principales a la carretera CL-602, que enlaza la ciudad de Toro con la localidad segoviana de Cuéllar y en cuyo trazado se tratará de impulsar un corredor de negocios agroalimentarios. El Ayuntamiento ya se ha adherido al proyecto, tras valorar que contribuirá a generar empleo, impulsar la economía local o luchar contra uno de los problemas a los que Toro no es ajeno: la despoblación.