Varias bodegas pertenecientes a la Denominación de Origen Toro han iniciado la temporada de vendimia con unas semanas de adelanto respecto a la campaña anterior. Una temporada que estará marcada por la pandemia del COVID-19 y las estrictas medidas que se han de seguir para evitar riesgos y garantizar la seguridad tanto de los temporeros como de los trabajadores en las propias bodegas.

La recogida se ha iniciado por los viñedos con edades superiores a 70 años de antigüedad. Esto se debe a que se tratan de los primeros que han llegado a su punto de maduración óptima, mostrando equilibrio con racimos de tamaño medio y uva suelta y, además, con un estado sanitario inmejorable.

Las condiciones climatológicas se han caracterizado por un invierno y una primavera lluviosas, lo que ha permitido sacar lo mejor de la tinta de Toro. El año hidrológico ha registrado unas lluvias de 400,8 litros por metro cuadrado. Las noches frescas de agosto han contribuido a conformar una uva compleja, llena de matices, con mucho equilibrio entre ph y acidez, plena y sanitariamente perfecta.

Durante todo el año, las bodegas toresanas han realizado un meticuloso trabajo de campo con las labores previas a la vendimia como la poda, poda en verde, abonado orgánico, confusión sexual (utilización de fitohormonas para combatir la polilla del racimo), así como otras prácticas culturales comprometidas con el medio ambiente.

Estos trabajos de vendimia están previstos que duren alrededor de 20 días, en los que la campaña se realizará de forma mecanizada y manual a medida que los parámetros de calidad y punto óptimo den la señal de recogida. Desde la Denominación de Origen Toro esperan que la cosecha de uva supere esta campaña 2020 los 20 millones de kilos. Así lo detalló el Consejo Regulador tras la estimación.