Cerca de un año se han prolongado las obras de restauración de la iglesia de San Miguel de Abezames, intervención financiada por la Junta que ha servido para frenar el deterioro y la seria amenaza de ruina que planeaba sobre el templo, aunque también ha permitido recuperar el “símbolo” de un pueblo que se aferra a su historia para sobrevivir y plantar cara a la despoblación. La incansable lucha de su alcalde, Donato Rodríguez, ha sido clave para conseguir que, tras muchos años reivindicando la restauración de la iglesia, la Junta atendiera sus reiteradas peticiones y “se hiciera justifica con Abezames y con su Ayuntamiento”. Hace más de una década, Rodríguez ya alertó del deterioro y del serio riesgo de derrumbe del templo por las grietas detectadas en las bóvedas de la capilla mayor, en la media naranja que cubre la sacristía, en los muros o en la unión de la nave al presbiterio que presentaba problemas de ensamblaje, deficiencia que favorecía la filtración del agua de lluvia agravando el problema de humedades que se extendía a todo el inmueble. Además, la cubierta se encontraba en algunas partes hundida y, en el atrio y en el muro que ampara el templo por la parte oeste, se detectaron serios problemas de solidez.

“Nos preocupaba mucho el estado de la iglesia”, subrayó Rodríguez quien, en 2008, logró arrancar un compromiso verbal a representantes del PP y del PSOE para que en la iglesia “se ejecutará una pequeña reforma” que permitiera paliar en parte las deficiencias que presentaba. La crisis económica frenó entonces la ejecución del proyecto y “tuvimos que volver a empezar” porque, como matizó el alcalde, “la Junta siempre nos daba buenas palabras, pero hacía falta que llegara el día en que el que pusiera el dinero encima de la mesa para ejecutar las obras”.

Y ese día llegó el 17 de abril de 2019 cuando el Consejo de Gobierno de la Junta aprobó destinar 258.595 euros a la restauración de la iglesia de San Miguel en Abezames, por “el deficiente estado general del edificio” y por la necesidad de preservar la seguridad de los usuarios. Las obras de rehabilitación de la iglesia comenzaron en agosto del pasado año y se han centrado en el desmontaje de las cubiertas, la construcción de nuevos entramados de cubierta en el atrio, en la nave lateral y en la cabecera, la adecuación de nuevas vigas de madera manteniendo el trazado de las cubiertas existentes, el refuerzo de las bóvedas de la cabecera y la sacristía, la consolidación de fachadas y muros de carga, así como la sustitución de sillares deteriorados.

Del mismo modo, se han reparado grietas, se ha procedido a la limpieza y sustitución de la balaustrada exterior de madera del atrio con el mismo diseño de la existente y se ha rehabilitado la puerta de madera que cierra el atrio.

Precisó el alcalde que la inversión de la Junta ha permitido realizar las obras más urgentes que necesitaba el templo para frenar el riesgo de desplome de partes como la cubierta. Además, resaltó que, “las obras se han hecho a conciencia y para muchos años”, por lo que agradeció la implicación de los arquitectos, la empresa adjudicataria y la Junta que “han estado muy pendientes” del desarrollo del proyecto. Al margen de las obras ejecutadas, el sacerdote, Bernardo Medina, ha impulsado otras mejoras en el templo y, con fondos de la parroquia, ha renovado el sistema eléctrico y ha rehabilitado un antiguo armario de la sacristía. Tras casi un año, en el que los oficios religiosos tuvieron que celebrarse en las antiguas escuelas, los vecinos de Abezames pueden admirar de nuevo un “símbolo” del pueblo para “los que nos hemos criado aquí” y para los que regresan en determinadas épocas del año. Rodríguez ha agradecido por escrito a la Junta que atendiera la petición del Ayuntamiento, aunque para alcanzar su objetivo ha recibido apoyo de “mucha gente que ha mediado porque, para el alcalde de un pueblo de 60 habitantes, no es fácil llegar a instancias superiores”.

La iglesia de Abezames fue construida en varias fases y su cabecera, realizada en fábrica de sillería, data del siglo XVI. La capilla mayor custodia un retablo barroco del siglo XVIII atribuido a Pedro Roldán. En la hornacina central se exhibe la imagen titular de la iglesia, en su tradicional iconografía de dominar al demonio. El presbiterio está cubierto con una bóveda de medio cañón con lunetos, pintados con diversos motivos geométricos que escoltan una cruz en el centro, pinturas que podrían haber sido realizadas en el año 1905, según refleja una cartela que se conserva en un arco. A la citada fecha podrían corresponder también buena parte del resto de las obras de construcción del templo, incluida la torre de piedra situada a los pies.