El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Toro ha aprobado una serie de normas para la vendimia de este 2020, marcadas por las medidas de seguridad que impone la pandemia. Estas son de obligado cumplimiento para todos los viticultores y las bodegas inscritas en los registros de la DO Toro.

Todos los viticultores que entreguen uva deberán tener inscritos sus viñedos en el Registro de Viñas del Consejo Regulador y disponer de la “tarjeta electrónica de viticultor”. Como afirman desde la DO Toro, “esta tarjeta es de uso exclusivo de su titular, quedando prohibida la utilización de la misma para transacciones de uva correspondientes a otros titulares”. Además, todos los viticultores tienen la obligación de pesar todas las uvas procedentes de sus viñedos.

La uva procedente de parcelas descalificadas se descargará y elaborará de manera separada del resto.

Por parte de las bodegas, deberán comunicar por escrito al Consejo Regulador la fecha de inicio con una antelación mínima de 24 horas y todas las partidas o lotes unitarios de vendimia tendrán que ser pesados y tratados en la báscula. Además, se anotará el grado de alcohol probable de aquellas partidas de uva que se entreguen en una bodega elaboradora. “La toma del grado probable se realiza con la exclusiva finalidad de controlar la aptitud o no de la uva entregada”, declaran desde la Denominación de Origen Toro.

Los veedores encargados del control de la vendimia 2020 llevarán a cabo una total vigilancia de la vendimia de cada bodega. Así mismo, durante la visita a la bodega, un representante deberá entregar al veedor un ejemplar del listado de partidas de uva descargada en la bodega desde la última visita del propio veedor.

Se tratan de una serie de normas de obligado cumplimiento entre las que también cabe destacar la implantación de todas las medidas sanitarias e higiénicas para que todo progrese de la manera correcta.

COMIENZA LA ÉPOCA DEL ENVERO QUE PERMITE VER LA MADURACIÓN

La Denominación de Origen Toro da por comenzada la época del envero. Este término hace alusión en viticultura al periodo de desarrollo de las uvas en el que cambian de color y comienza su maduración. Se trata de una buena forma de conocer el momento del inicio de la maduración de los racimos, ya que se inicia el cambio de color verde al color original de cada variedad.

Es por eso por lo que la importancia de este proceso es vital ya que, durante el envero, es el momento en el que se producen los cambios más significativos en la uva y que determinan la calidad del vino con diversos factores que influyen de manera más que determinante como pueden ser el color, el aroma o el sabor.

Por regla general, la pulpa de las uvas cuenta con una ausencia de color. Únicamente algunas variedades de uva tinta tienen su pulpa del mismo color que la piel. Por lo tanto, el color de los vinos no procede de su zumo, sino de su piel y de su mayor o menor maceración y contacto con el mosto durante la elaboración.

La maduración viene determinada en gran medida por el clima, la temperatura y la exposición al sol, lo que afectará tanto al inicio como a la evolución del envero en las diferentes uvas que forman el racimo.