Los pocos comerciantes que siguen desarrollando su actividad en el mercado de abastos afrontan el futuro con incertidumbre, no solo por el impacto de la pandemia en el pequeño comercio, sino porque en los últimos años muchos puestos han bajado la trapa por la jubilación de los profesionales que los regentaban y no se ha producido el esperado relevo generacional para reactivar la funcionalidad del recinto. De los más de 30 puestos distribuidos en el interior del mercado, tan solo cinco mantienen su actividad y, aunque durante la pandemia han realizado un loable esfuerzo para abastecer a la población de alimentos esenciales como carne, pescado o legumbres e incluso en algunos casos han prestado el servicio de reparto a domicilio, las grandes superficies comerciales han ganado terreno en las preferencias de los clientes.

Recordaron los comerciantes que el mercado de abastos de Toro fue inaugurado en la década de los 60 aunque el recinto fue ampliado pocos años después para prestar un mejor servicio a los clientes. Incluso, en los primeros años de actividad del mercado muchos agricultores vendían sus productos en el exterior del edificio, mientras que en el interior la afluencia de clientes era continua. El mercado fue durante otras épocas el centro neurálgico de las transacciones comerciales en Toro pero la actividad comenzó a decaer hace años, lo que derivó en el progresivo cierre de puestos por jubilación en la mayoría de casos y por la falta de rentabilidad en otros.

Aunque los comerciantes que siguen manteniendo con vida el mercado no tiran la toalla y seguirán luchando para intentar reactivar el servicio, son conscientes de que la competencia es cada vez mayor y que, o consiguen atraer a más clientes con nuevas iniciativas o campañas de promoción, o la continuidad del recinto pende de un hilo. Comerciantes del mercado destacaron que en el confinamiento los toresanos han confiado en el pequeño comercio, pero con la reapertura de grandes superficies algunos clientes "se olvidarán de la calidad, el servicio o la amabilidad que han encontrado en los negocios en los que el cliente no es un número".

Por este motivo, piden al Ayuntamiento que promocione la apertura de los puestos cerrados porque "están en perfecto estado, la inversión que hay que hacer es pequeña y suponen una oportunidad para los emprendedores", a la vez que recordaron que el recinto cuenta con tres cámaras frigoríficas para conservar carne, pescado y fruta y que las instalaciones son objeto de una exhaustiva limpieza.

Al margen de promocionar más el mercado los comerciantes reconocen que el edificio, por su antigüedad, precisa diversas mejoras como la renovación de la cubierta, la sustitución de las actuales puertas por otras automáticas o la instalación de un cañón de calor durante el invierno. A pesar de que las indicadas mejoras son necesarias para renovar el recinto, los comerciantes consideran que el edificio, además de a la venta de productos esenciales, podría ser utilizado para otros eventos relacionados con la gastronomía y que también contribuirían a su promoción A la espera de que puedan ser atendidas otras reivindicaciones de los comerciantes, el Ayuntamiento ha puesto en marcha una medida extraordinaria para intentar reactivar tanto el mercado de abastos como el mercadillo que, cada sábado, se celebra en el entorno del recinto comercial. La iniciativa consiste en ofrecer los puestos vacíos a vendedores ambulantes de fruta, verdura, pan y dulces que, en las mañanas de los sábados, podrán ofrecer sus productos en el interior del mercado de abastos por una módica tasa. Los vendedores ambulantes interesados en ocupar los sábados alguno de los puestos vacíos deben comunicarlo previamente a la Policía Local.