La flexibilización de las restricciones del estado de alarma para municipios que no superan los 10.000 habitantes ha devuelto en parte la alegría a las calles de Toro que, durante más de dos meses, han permanecido prácticamente vacías por la pandemia y el obligado confinamiento para frenar la propagación del coronavirus. La liberalización de determinadas normas se percibía ayer en las calles toresanas, que han recobrado parte de la añorada vida anterior al coronavirus y, aunque sectores productivos como el pequeño comercio se han reactivado prácticamente en su totalidad, otros como el de la hostelería esperarán unos días para recobrar una relativa normalidad y, en su inmensa mayoría, bares y restaurantes demorarán la reapertura hasta junio.

La decisión de posponer la reanudación de su actividad responde, como explicaron hosteleros toresanos, a que en determinados casos la flexibilización de las restricciones "nos ha pillado por sorpresa" y no tenían preparados sus locales después de dos meses de inactividad, mientras que otros profesionales han optado por demorar hasta junio la reapertura para minimizar gastos, tras valorar que apenas restan diez días para concluir el mes. Incluso algunos hosteleros trabajan a contrarreloj para poder concluir las mejoras que están acometiendo en sus locales para, ante su inminente reapertura, poder ofrecer un servicio seguro a sus clientes.

Por estos motivos, en el día de ayer tan solo media docena de negocios hosteleros reanudó su actividad y sus terrazas se convirtieron en el punto de encuentro de toresanos que disfrutaron nuevamente del tradicional vermú y se reunieron en reducidos grupos con familiares y amigos. A diferencia del sector hostelero, el pequeño comercio ha recobrado su actividad prácticamente al completo y, a partir del mañana, cuando la zona básica de salud de Toro entrará en la fase 1 de la desescalada, la inmensa mayoría de negocios recuperarán la atención al cliente en horario de mañana y tarde.

De otro lado, la flexibilización de las restricciones en municipios con menos de 10.000 habitantes también ha permitido a las parroquias de Toro ampliar hasta el 50 por ciento el aforo de los templos que durante la última semana han recuperado el culto. Aunque en los últimos días los toresanos han podido asistir a misa en distintas parroquias y en iglesias conventuales, por primera vez desde el inicio de la pandemia, la ermita de la patrona de Toro, la Virgen del Canto, abrió ayer sus puertas al culto. Un nutrido grupo de feligreses renovó la devoción que siente por la patrona en una emotiva eucaristía oficiada por los párrocos de la ciudad. La liberalización de los horarios para pasear o para practicar deporte también ha dado un respiro a los toresanos, porque ya no tendrán que adaptar sus salidas a las franjas fijadas en función de la edad y que, en determinados casos, coincidían con aquellas en las que se registran temperaturas más elevadas.