Once años han pasado desde que desapareciera en Gijón el joven Pedro Matías Sánchez y, desde entonces su madre, la toresana Rosa Riesco, lucha de forma incansable para que el caso no quede relegado al olvido. Aunque la Policía Nacional mantiene abierta la investigación para intentar esclarecer la extraña desaparición del joven, su madre reconoce que "no hay nuevas pistas" para hallar respuestas a tantas preguntas.

Riesco se sigue aferrando a que, a pesar del tiempo transcurrido, puedan surgir nuevas vías de investigación que arrojen luz al misterioso caso y, para conseguirlo, la fotografía de Pedro Matías, así como la de otras personas en paradero desconocido aparece desde hace algunas semanas en más de 3.000 cajeros automáticos de España, gracias al acuerdo suscrito entre la asociación SOS Desaparecidos y la empresa Euronet que gestiona 23.000 dispositivos dentro de la Unión Europea. La mayor difusión de la fotografía de su hijo abre una puerta a la esperanza para Riesco que sigue sin comprender la desaparición, sobre todo porque la búsqueda se inició apenas dos horas después de que el joven no regresara a su casa a la hora prevista para comer con su familia. En el momento de su desaparición, el joven vestía un pantalón vaquero, un chubasquero gris con franjas naranjas y playeros grises. En su infancia, Pedro Matías disfrutó de muchos veranos en Toro, ciudad a la que se sentía muy unido.