El sector vitivinícola, uno de los pilares básicos de la economía de Toro, mira con escepticismo e inquietud al futuro ante las circunstancias excepcionales generadas por el coronavirus, no solo por la suspensión de ferias internacionales en las que la Denominación de Origen Toro había depositado muchas esperanzas para aumentar la exportación de sus vinos, sino porque el cierre temporal de los bares y restaurantes provocará un descenso en el consumo y, por tanto, en las ventas. El presidente del Consejo Regulador, Felipe Nalda, explicó que, aunque tras el decreto del estado de alarma las bodegas pueden mantener su actividad, el impacto del coronavirus en el sector "va a ser importante", sobre todo por la clausura temporal de los negocios dedicados a la hostelería y restauración.

Subrayó Nalda que, mientras las autoridades permitan el transporte de mercancías a nivel nacional e internacional, las exportaciones, que representan alrededor del 40% del total del vino que comercializa la Denominación de Origen Toro, "siguen en pie" y, por el momento, no se han cancelado "demasiados pedidos" de vino previamente concertados por las bodegas de Toro con distribuidores que operan en distintos países. A pesar de que en los últimos días se han registrado "pocas cancelaciones" de operaciones de exportación ya cerradas, el presidente del ente regulador precisó que "el curso de los nuevos pedidos no sigue la evolución normal". En este punto, subrayó que, ante las circunstancias excepcionales actuales, "el flujo de caja" o la liquidez de las bodegas dependerán de cómo evolucione la exportación y, sobre todo, del aumento de pedidos de grandes superficies comerciales o negocios minoristas que comercializan vino, sectores en los que, por el confinamiento, han aumentado ligeramente las ventas.

No obstante, Nalda reconoció que la evolución de la comercialización en el canal de alimentación dependerá de si se prolonga el estado de alarma y de si los consumidores estiman que el vino no es un producto de primera necesidad y deciden destinar sus recursos económicos a la adquisición de otros alimentos o artículos de higiene.