La decisión de la antigua empresa Sociedad Azucarera y de Alcoholes Ebro de desmantelar su fábrica de San Miguel en La Rinconada (Sevilla) para trasladarla a Toro generó una corriente de optimismo en toda la provincia, por la magnitud del proyecto y su capacidad para crear riqueza y empleo. En la conmemoración del 75 aniversario de la apertura de la planta toresana celebrada ayer en el Teatro Latorre, José Hidalgo, director de la fábrica entre los años 1975 y 1985, recordó los orígenes de la industria que se asienta en unos terrenos que fueron adquiridos por la compañía en el año 1933. No fue sencillo, como puntualizó Hidalgo, encontrar una ubicación idónea para implantar la nueva fábrica, tras la decisión de desmantelar la planta sevillana, aunque finalmente la sociedad se decantó por unos terrenos enclavados en el corazón de la fértil vega de Toro. Una década se prolongaron los trámites y las obras necesarias para construir la nueva fábrica en las que trabajaron presos de guerra. En noviembre de 1943 fue inaugurada la factoría toresana y, según la prensa de la época, los gastos de instalación se elevaron a 12,5 millones de las antiguas pesetas. Hasta Toro se desplazaron el entonces director de la fábrica de San Miguel, sus operarios o la escuela de aprendices y, en las nuevas instalaciones, se reubicaron depósitos, la cinta transportadora y maquinaria que había sido utilizada en la planta sevillana. En pocos meses, la fábrica toresana comenzó a funcionar y, en 1944 molturó por primera vez remolacha, por la que pagó a los cultivadores de los pueblos de la zona 263 pesetas por tonelada. En su primera campaña, la Azucarera de Toro procesó un total de 20.371 toneladas de remolacha de las que obtuvo 2.370 de azúcar. Recordó Hidalgo que "la fábrica arrancó muy bien", sobre todo porque sus cerca de 400 trabajadores "eran experimentados", cualidad necesaria para molturar la remolacha, porque el proceso se realizaba de forma manual. En apenas una década, la Azucarera de Toro incrementó notablemente su ritmo de trabajo y, como recordó Hidalgo, pasó a molturar 630.000 toneladas gracias, en parte, a que los agricultores realizaron una importante apuesta por el cultivo y aumentaron las hectáreas destinadas a su siembra, lo que contribuyó a generar empleo y riqueza en la zona. Bajo la dirección de Hidalgo, como ayer recordó en la celebración del 75 aniversario de la factoría toresana, se mejoraron los rendimientos energéticos, situando a la fábrica a nivel europeo en el consumo de fuel, se consolidó la calidad del azúcar y se realizó una importante apuesta por el cuidado del medio ambiente reciclando las aguas residuales que, una vez depuradas, eran reutilizadas para evitar su vertido al Duero.

A lo largo de sus 75 años de historia, la fábrica ha sido objeto de diversas reformas. La primera fue ejecutada en 1951 y otras dos se llevaron a cabo en 1961 y 1971, aunque la más importante se materializó en 1978 y permitió duplicar la capacidad de la planta. A partir de ese año, la factoría ha aumentado de forma paulatina su capacidad de molturación gracias a la incorporación de maquinaria más sofisticada y nuevas tecnologías o la formación de los operarios. En la actualidad, la capacidad de molienda diaria alcanza las 5.600 toneladas y, en la última campaña, ha procesado un total de 298.350 toneladas de remolacha, de las que ha obtenido 46.700 toneladas de azúcar.

Las continuas mejoras llevadas a cabo en la fábrica han permitido incrementar su competitividad y convertirla en una de las más innovadoras de Europa. De hecho, como matizó el consejero delegado de Azucarera, Juan Luis Rivera, de media, en la fábrica toresana se invierten cada año tres millones de euros, aunque en 2017 se realizó un importante desembolso con el fin de poner en marcha la planta de especialidades líquidas ,en la que se elaboran nuevas gamas de productos e ingredientes para la industria alimentaria,la nutrición animal, aplicaciones vegetales y usos industriales. Además, en sus instalaciones la factoría acoge el centro de I+D+i (investigación, desarrollo e innovación) que proporciona un servicio analítico y de asistencia técnica especializada a todas las áreas de Azucarera.También dispone de plantas piloto para optimizar el proceso de producción de azúcar de remolacha y azúcar de caña, así como para desarrollar nuevos productos. Las nuevas inversiones previstas están relacionadas con la reducción del consumo energético y mejoras en la extracción para obtener la máxima sacarosa por tonelada de remolacha.