Cuenta una vieja leyenda que en la Batalla de Toro, librada el 1 de marzo de 1476, fue tal la cantidad de sangre derramada que las aguas del Duero se tornaron rojas. De hecho, el lugar en el que se desarrolló la histórica contienda fue bautizado como "La sangradera", paraje en el que ayer fue rememorado, por partida doble, un acontecimiento que contribuyó a forjar la unidad de España y que fue clave en la sucesión al trono de Castilla, ya que allanó el camino al trono a los Reyes Católicos. Junto al monolito erigido en honor a la reina Isabel la Católica, en el cruce de la carretera que une Toro con Peleagonzalo, el Ayuntamiento recordó la batalla y reivindicó su importancia en el devenir de España. 544 años después del enfrentamiento entre las tropas de Fernando el Católico y las de Alfonso V de Portugal, esposo de Juana "la Beltraneja", la concordia se ha instaurado en las relaciones institucionales, militares y civiles entre ambos países y, por este motivo, al acto oficial asistieron el Jefe del Estado Mayor del Ejército Español, el general Francisco Javier Varela Salas, y su homólogo portugués, el General Nunes da Fonseca, al margen del delegado del Gobierno en Castilla y León, Javier Izquierdo, y un nutrido grupo de autoridades provinciales y locales.

Con una sencilla ofrenda floral ante el monolito, el Ayuntamiento recordó la Batalla de Toro que, como subrayó el alcalde, Tomás del Bien, fue trascendental en la historia de España y Portugal. En la misma línea, el delegado del Gobierno en Castilla y León, Javier Izquierdo, destacó que el acto celebrado ayer en Toro sirvió para poner en valor la importancia de las Fuerzas Armadas de España y "la integración de los Ejércitos europeos en acciones conjuntas". Por primera vez, el Jefe del Estado Mayor del Ejército Español, asistió ayer a la ofrenda floral con la que, cada 1 de marzo, se conmemora la Batalla de Toro y destacó la importancia de que al acto también fueran invitados representantes del Ejército de Portugal con el que "tenemos una hermandad muy estrecha", aunque también reconoció que, para un militar, "siempre es un honor rendir un homenaje a los que cayeron por sus ideas y por su patria".

El segundo acto conmemorativo de la Batalla de Toro tuvo lugar en Valbusenda, complejo enoturístico que se asienta en los terrenos en los que se libró la contienda. Responsables del Ejército de España y Portugal, de la Guardia Civil, la Policía Nacional, autoridades e invitados se congregaron en la sala de exposiciones de Valbusenda para admirar la muestra "Batalla de Toro: personajes, documentos, material" que recopila, como relató José Antonio Lucas, copias de documentos históricos o grabados, dos proclamas de Isabel y Juana o dos espadas originales de la época. Acto seguido, los invitados se trasladaron al monolito erigido por Valbusenda para recordar a los caídos durante la célebre contienda, junto al que los máximos representantes de los Ejércitos de España y Portugal presentes en el homenaje fueron los encargados de depositar una corona de flores, ofrenda que dio paso a un toque de oración. Cerró el homenaje el Doctor Bernardo Alonso, quien evocó la Batalla de Toro y puntualizó que la historia común de España y Portugal "está jalonada de encuentros y desencuentros".

Del mismo modo, subrayó que la Batalla de Toro y "la paz consecuente de Alcaçovas y Tordesillas al poco tiempo es un hito de inflexión trascendente para la historia universal". Alonso también matizó que la contienda dio paso a la concordia entre dos países que comparten un patrimonio histórico común y, sobre todo, "un acervo de valores y de sentido". La relación fraternal que, a todos los niveles mantienen España y Portugal, fue escenificada ayer en las instalaciones de Valbusenda que cerró el emotivo homenaje a los que perdieron la vida en la cruenta batalla librada el 1 de marzo de 1476 con un aperitivo para todos los invitados y la degustación de un menú especial ideado para tan importante efeméride.