Los toresanos renovaron ayer la profunda devoción que procesan a la Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa, durante el rezo del rosado, la eucaristía oficiada en la capilla de la residencia de la Virgen del Canto y una comida de hermandad. El triduo organizado por la asociación de la Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa fue clausurado ayer con el rosario y una misa concelebrada por cinco sacerdotes que reunió en la capilla a decenas de devotos. Una vez concluida la eucaristía, la asociación impuso las medallas a los nuevos hermanos, emotivo acto que dio paso a una comida de hermandad celebrada en el restaurante "Catayo" y que reunió a un centenar de devotos de la imagen.

Desde hace décadas, la asociación de la Virgen, que tiene un carácter pontificio, se encarga de organizar el triduo y la fiesta, actos en los que ha conseguido implicar a numerosos toresanos que, cada año, tienen la oportunidad de profesar a la imagen la devoción que sienten. La capilla de la residencia custodia durante todo el año la venerada talla y la asociación sobrepasa en la actualidad los 200 hermanos.