La Asociación de Investigación para la Mejora del Cultivo de Remolacha Azucarera (Aimcra) inauguró ayer en Toro un ciclo de jornadas formativas, que se celebrarán en distintas localidades de la región, centradas en divulgar el trabajo que desarrolla la entidad para incrementar la rentabilidad y sostenibilidad del cultivo. José Manuel Omaña, jefe del departamento de transferencia tecnológica de Aimcra, destacó que el objetivo de las jornadas es transmitir "un mensaje de confianza" porque, aunque la remolacha atraviesa en la actualidad un "momento difícil" por la caída del precio, es posible aumentar su rentabilidad y reducir los costes de producción, a partir de la investigación sobre enfermedades y variedades o el uso de nuevas tecnologías.

En este punto, Omaña recordó que Aimcra es una entidad participada a partes iguales por agricultores y la industria, cuyo trabajo se basa en la búsqueda de soluciones a problemas que afectan al cultivo, con la aplicación de nuevas e innovadoras propuestas en materia de variedades, control de plagas o enfermedades o la eficiencia energética y el riego. En la jornada, el jefe del departamento de transferencia tecnológica de Aimcra se refirió a la problemática asociada a enfermedades como la cercospora que, aunque este año ha tenido una incidencia menor en el cultivo, durante la pasada campaña provocó cuantiosos daños, aunque la superficie sembrada en Toro no fue la más afectada, en comparación con otras zonas como La Rioja.

Para evitar daños ocasionados por la cercospora, Aimcra propone como solución, a corto plazo, "la vía de la genética" y la utilización de nuevas variedades de remolacha, ya que los tratamientos con productos fitosanitarios no se ajustan a las necesidades del cultivador por su creciente restricción. La propuesta formulada por Aimcra tiene su origen en los resultados obtenidos en campos de ensayo en los que las nuevas variedades no presentaban daños ocasionados por la cercospora, mientras que las más tradicionales habían sido atacadas. Resaltó el técnico que las nuevas variedades utilizadas para los ensayos se podrán comercializar en breve y que no solo son más resistentes a enfermedades, sino que también generan mayores rendimientos.

Durante la jornada, los asistentes también recabaron información sobre la utilización de drones y satélites para controlar parcelas de remolacha. Sobre el uso de nuevas tecnologías, Omaña remarcó que "ayudan a técnicos y cultivadores a detectar diferencias o irregularidades dentro de una misma parcela" y, a partir del estudio de los datos recabados, conocer cuál es la causa que provoca rendimientos distintos en un terreno acotado. Asimismo, precisó que, a partir de la información aportada por las distintas herramientas tecnológicas, es posible reducir costes gracias a un uso más eficiente de fertilizantes, fitosanitarios, agua para el riego y energía.