J. A. G.

La comunidad de regantes del canal Toro-Zamora, junto con otras comunidades de Valladolid, Palencia y Burgos, está a la espera de los resultados de un estudio que ponga en claro la viabilidad del uso de placas fotovoltaicas para abaratar el coste energético que supone el riego agrícola en la actualidad.

El presidente de la comunidad, Pablo Ballesteros, cifra los gastos "en torno a los 850.000 y 900.000 euros anuales" que, según precisa, "es para echarse a temblar".

Las comunidades han encargado el estudio de viabilidad de la instalación de placas solares para conocer si con la nueva tecnología de generación los comuneros se benefician y rebajan el montante destinado en el presupuesto al pago de electricidad.

En el caso de ser viable, Ballesteros, indica que la Junta de Castilla y León financiaría un 50% de la instalación y la comunidad de regantes correría con el gasto del 50% restante.

Respecto a los estudios relativos a la ampliación del embalsado de agua, que pudiera favorecer al sector agrícola y que fueron presentados recientemente en el Instituto Tecnológico Agrario (Itacyl), Pablo Ballesteros manifestó que se trata de un estudio de la Universidad de Burgos en el que colaboran las comunidades de Ferduero, en la que está integrada la comunidad del canal Toro-Zamora. "Para seguir mantenimiento regadío, en función del cambio climático, necesitamos más capacidad de agua porque cada vez llueve menos y más torrencialmente, y no hay capacidad no solo para regadíos sino para agua de boca". Pone de manifiesto que "se habló un poco, en general, de que lo suyo era un recrecimiento o, en su defecto, algún pantano más y, a media de que hubiera esa capacidad poner más hectáreas en riego".

Para Ballesteros esta concepción "es algo políticamente correcto" pero, en realidad, según dice, "no es lo que hay".

La Federación de comunidades de Regantes hizo una exposición y una vez más se dijo a la Confederación que "esto estaba muy bonito pero de poco vale pedir más regadío sino somos capaces de mantener los que tenemos". "Primero cumplir los objetivos de los que ya están y, si hay aumento de pluviometría y de agua, ampliar los regadíos que se hagan, pero ahora mantener las asignaciones porque nos vemos mal para hacer frente a las necesidades de los cultivos actuales" manifiesta Ballesteros.

En la presentación del estudio sobre las posibilidades de aumentar los recursos hídricos de la comunidad estuvieron presentes el viceconsejero de Desarrollo Rural, Jorge Llorente, y el presidente de Ferduero (Asociación de Comunidades de Regantes de la Cuenca del Duero), Ángel González.

El trabajo fue realizado por el Área de Hidráulica de la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad de Burgos y se enmarca en una de las líneas de trabajo que se plasmaron en el convenio entre el propio Itacyl y Ferduero. El objetivo, según apuntó la Juta, "es que se puedan realizar una serie de actividades de estudio e innovación dirigidas a fortalecer la agricultura de regadío en la cuenca del Duero, como se firmó el 14 de junio de 2018".

Entre las actuaciones indicadas se indicó "la necesidad de ejecutar de manera inmediata las regulaciones ya aprobadas en el Plan Hidrológico vigente, como son las del río Órbigo, con declaración de impacto ambiental favorable, las del Carrión, tan necesaria y con diseño ya muy avanzado, y las del Cega, esta última muy vinculada a la consolidación de los regadíos que emplean aguas subterráneas. Todas ellas con claros beneficios sociales, económicos y medioambientales".

En el estudio, en lo tocante a embalses, se analizaron "31 posibilidades de nuevas infraestructuras hidráulicas, junto a 16 posibilidades de recrecido de embalses existentes. Todas las actuaciones en conjunto supondrían un incremento de la capacidad de regulación entre 1.194 hectómetros cúbicos y 2.243 hectómetros cúbicos, que aún situarían a la cuenca del Duero en cifras de capacidad de embalsar entre el 40 y el 50% de los recursos naturales, muy alejadas de las cifras de otras cuencas de España". El estudio también "ha analizado la complejidad técnica, el coste económico y el impacto social y medioambiental de cada una de ellas".

Los responsables del estudio ponen de manifiesto que es necesario "seguir planteando y ejecutando actuaciones que incrementen la regulación. De lo contrario, será imposible hacer frente a las consecuencias del cambio climático que propiciarán el abandono de la actividad y el territorio con consecuencias catastróficas para el medio rural".

En las jornada sobre nuevos regadíos organizada días pasados en Zotes del Páramo, el consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Jesús Julio Carnero, explicó los beneficios que conlleva el nuevo "Plan de Impulso de Infraestructuras Agrarias de Interés General', que se va a poner próximamente en marcha y que "permitirá poner a disposición del sector herramientas que le permitan ser cada vez más sostenible y competitivo".

Se incide en que los beneficios de las zonas de riego tienen su repercusión en que "el valor agregado bruto por hectárea del regadío en Castilla y León es 3,5 veces superior al secano; el número de incorporaciones de jóvenes agricultores es 6,5 veces superior en zonas de alta intensidad de riego que en zonas de secano; y en que la densidad de población es tres veces superior en zonas de regadío de alta intensidad que en zonas de secano".