Tras la posguerra muchos toresanos emigraron a Guernica a trabajar y en la localidad vizcaína fijaron su residencia, aunque no olvidaron sus raíces. El vínculo entre Toro y Guernica sigue latente en el corazón de aquellos toresanos que tuvieron que abandonar su ciudad natal y que, desde hace dos años, pretenden reforzar la unión entre los Ayuntamientos de ambas localidades, a través de diversas iniciativas como intercambios culturales. Si hace dos años la Banda de Música La Lira ofreció un concierto en el municipio vizcaíno, en la noche del pasado sábado numerosos toresanos pudieron disfrutar en La Colegiata de un concierto interpretado por la coral "Andra Mari", al que asistieron los alcaldes de Toro y Guernica, Tomás del Bien y José María Gorroño, respectivamente.

Ambos mandatarios manifestaron, minutos antes del inicio del concierto, su deseo de que el hermanamiento "siga vivo y latente" y destacaron el papel desempeñado por Luis Pérez, un toresano residente en Guernica, para reforzar la relación fraternal. Recordó Gorroño que los dos municipios están unidos gracias a toresanos y toresanas que emigraron a Guernica en las décadas de los 40 y 50 para "ganarse la vida" y sus hijos o nietos son los que han hecho posible "la buena amistad que nos une". Para reforzar este vínculo, Gorroño entregó a Del Bien una escultura de una hoja del roble de Guernica que, como remarcó, para los vascos simboliza "algo tan importante como la libertad y una de las democracias más antiguas de Europa".

Del Bien regaló al alcalde de Guernica una escultura del cimborrio de la Colegiata, mientras que la coral y su directora, Carolina Fetescu, fueron obsequiados con otros presentes. Con especial emoción, el toresano residente en Guernica, Luis Pérez, siguió el concierto ofrecido por la coral. Desde hace tiempo, Pérez trabaja de forma incansable para que Toro y Guernica se hermanen y, en este sueño, ha logrado implicar a otras personas, Luis González o José y Marta Feo, a quienes agradeció su colaboración.