Las cerca de 300 bodegas inventariadas que jalonan el subsuelo de la ciudad representan el mejor testigo de la tradición vitivinícola que perdura en Toro. Este valioso patrimonio oculto abre sus puertas durante el fin de semana, con motivo de la celebración del Día Mundial del Enoturismo, que pretende potenciar el turismo del vino como eje vertebrador de territorios rurales y generador de riqueza. Consciente de que el enoturismo supone una oportunidad de desarrollo para Toro, el Ayuntamiento ha programado para el fin de semana visitas gratuitas a cuatro bodegas que, además de representar un destacado vestigio de la arquitectura popular, se han convertido en un reclamo turístico.

Descubrir el origen, la historia, el método constructivo o la funcionalidad de las bodegas son algunos de los motivos por los que visitantes procedentes de diversos puntos como Castilla y León, Asturias o Galicia se inscribieron ayer en las visitas guiadas a cuatro bodegas, en las que también participaron toresanos que quisieron redescubrir uno de los recursos más desconocidos del patrimonio local o comprobar el resultado de las obras de restauración y consolidación ejecutadas por el Ministerio de Cultura. Paulina Rodrigo, auxiliar de turismo de la Oficina Municipal, acompañó a los visitantes en el recorrido, que comenzó en la bodega que se conserva bajo el Ayuntamiento y de la que se desconoce su fecha de construcción, aunque es anterior a la actual Casa Consistorial, que fue edificada en 1778. En el interior de la bodega, Rodrigo resaltó que la estructura de todas las que se conservan en Toro es similar y que se construían antes de edificar las viviendas. De hecho, la tierra que se extraía de la bodega se usaba para construir las viviendas superiores aunque, en ocasiones, se empleaba para allanar tesos y otros terrenos. En una primera fase, se construía el lagar y, en una nave más profunda para aprovechar el desnivel por el que bajaba el mosto, se acondicionaba la bodega. Otro elemento característico de las bodegas es la zarcera que se conserva en muchas viviendas de Toro y que se usaban para introducir las uvas y como respiradero. El recorrido prosiguió por la bodega conocida como "La niña bonita" y que pertenece a la Junta Agropecuaria aunque, en 2016, la cedió al Consejo Regulador para que la gestionara como Centro de Interpretación del Vino de Toro. En el interior de la bodega, los visitantes admiraron el lagar y dos naves que eran usadas para elaborar vino y que, en la actualidad, reúnen material didáctico sobre la Denominación de Origen, su historia, sus bodegas o sus viñedos.

En la visita, los participantes descubrieron también las bodegas del palacio de los Condes de Requena y la que conserva la familia Velasco en la calle Corredera. Para hoy se han programado cuatro visitas más a bodegas históricas que tendrán lugar a las 10.30, 12.00, 16.00 y 17.30 horas y que partirán de la Oficina de Turismo situada en el Alcázar.