La fiesta de la Vendimia, además de rendir un homenaje a viticultores y bodegas, se ha convertido en el escaparate idóneo para promocionar los vinos de Toro y potenciar su consumo. Con el objetivo de exaltar la versatilidad de la variedad autóctona tinta de Toro y mostrar la amplia diversidad de vinos que se elaboran en la Denominación de Origen, los negocios de hostelería "El Cabildo" y "Latinta" organizaron ayer la II cata popular de la fiesta de la Vendimia que, en la plaza de La Glorieta, reunió a más de 200 aficionados dispuestos a degustar ocho vinos elaborados por otras tantas bodegas. El enólogo del Consejo Regulador, Carlos Gallego, dirigió la cata durante la que, además de explicar las características de los tintos y blancos elegidos, ensalzó las singularidades de la Denominación de Origen, tales como la variedad de suelos, las diferencias que aporta al vino la altitud de las parcelas de viñedo o el potencial de la uva autóctona.

Con la selección realizada para la cata, los organizadores trataron de mostrar a los participantes la amplia variedad de vinos que se elaboran en Toro y que, a partir de una materia prima de calidad, las bodegas están tratando de adaptarse a la demanda actual de los consumidores, que se decantan tintos y blancos más frescos y elegantes. Estos matices, como explicó Gallego, se consiguen con vendimias más tempranas o maceraciones en frío que permiten extraer el máximo aroma del fruto, además de "domesticar" unos taninos que, en otras épocas, marcaban la rudeza por la que eran conocidos los vinos toresanos. La cata popular fue inaugurada con la degustación de "La Jota de Tó" producido por la bodega Díez Gómez, un blanco fermentado durante cinco meses en barrica que "rompe" la línea clásica de los blancos elaborados en Toro. En segundo lugar, los participantes cataron "El Primero" de Fariña. en el que constataron el "estado más joven" de la tinta de Toro. De la bodega Elías Mora los organizadores de la cata eligieron el tinto "Viñas Elías Mora" envejecido durante seis meses en barrica, en el que se aprecian las características geológicas y la altitud del suelo en el que se enclavan los viñedos de los que se obtienen las uvas destinadas a su elaboración. A continuación, los participantes degustaron el tinto "Antona García" de Rejadorada y el "Montetoro 8" elaborado por Ramón Ramos. En la cata, los participantes también pudieron apreciar la calidad del tinto "Cañusverus", uno de los vinos más reconocidos de Covitoro y de uno de los emblemas de la bodega Liberalia Enológica, "Liberalia 4". Para cerrar la degustación, los organizadores eligieron un vino tempranillo de la Bodega Rodríguez Sanzo cuya particularidad es que durante 18 meses ha sido envejecido en barricas que anteriormente habían contenido whisky. En la cata colaboraron el Consejo Regulador y la Fundación Caja Rural.