"Lo primero que pensé al llegar a España es que parecía un paraíso". Son palabras de Salek Hamdi Buyema, un adolescente de 16 años que pasa los diez meses de invierno en Toro, gracias al "Proyecto Madrasa" de la Asociación Zamora con el Sahara. 2.381 kilómetros es lo que separa a Toro de los campamentos de refugiados de Tindouf (Argelia), su hogar y donde habita actualmente su familia. "Parece mentira que como dos sitios que están tan cerca parezcan dos mundos diferentes", señala.

Lo primero que pensó el pequeño al llegar a la península es que salía agua de los grifos al abrirlos, que los coches estaban limpios, que había carreteras por todos los sitios y que no había tanta arena, pero, sobre todo, lo que más sorprendió al adolescente es que había comida para todos. "Mientras allí tenemos un plato para quince personas, aquí hay comida para todos", informa. Además, "también me sorprendió mucho la gran diferencia hay que en relación con la sanidad y educación", continua diciendo, ya que en los campamentos de Tindouf carecen de sanidad y educación y el agua es prácticamente no potable. "Venir aquí fue un paraíso", repite.

Hace un par de días Hamdi volvió a Toro después de pasar un verano visitando a su familia. La vida en un campamento de refugiados "no es nada fácil, sobre todo sabes que no tienes comida, que tu familia tampoco tiene, no hay sanidad, ni educación. Todo es muy complicado. Hasta los animales que crías, que nosotros criamos cabras, les tenemos que dar cartón para comer", manifiesta el joven. El Sahara Occidental se encuentra situado en el noroeste africano limitando al oeste con el Océano Atlántico. Pero, estos niños que vienen de acogida por el programa "Vacaciones en Paz", o "Proyecto Madrasa" vienen de los campamentos de Tindouf, en Argelia, unos campamentos de refugiados en los cuales las familias de los pequeños se instalaron ya desde hace 43 años.

La mayor diferencia que nota el adolescente es la temperatura. "Aquí estas en casa y si hace frio estas caliente. Allí, si hace frio tienes frio, y si hace calor tienes calor", manifiesta. En verano la temperatura puede llegar a alcanzar los 57 grados al sol. "Hay casas de adobe, pero si viene la lluvia te las lleva. Si hay tormenta de arena te lleva todo", informa. En España, en cambio hace mucho más bueno, "lo noto mucho".

Además, también lo nota con su familia, ya que en Toro si quiere comer se come, si quiere vestir, lo hace, al igual que estudiar; en cambio allí, esos "privilegios" no los tienen. "Todos estos privilegios allí no los hay y lo que más me fastidia es que en el Sahara hay casi más riquezas que en España y que nosotros estemos viviendo sin comida, sin salud", concluye. Hamdi ahora se encuentra en Toro con un objetivo: cursar cuarto de la Eso, sacarlo, hacer un grado medio, y cumplir su sueño, ser bombero. El adolescente decidió estudiar en España, por ello le han concedido ese gran privilegio de pasar los diez meses de invierno en Toro, con su familia de aquí para que estudie y consiga su objetivo. Ahora tiene 16 años, pero cuando cumpla los 18, la cosa cambia un poco: estudiará en España, residiendo con su familia toresana y podrá ir a visitar a su familia a los campamentos pero sin la obligación de quedarse un verano entero, es decir, podrá ir cuando él quiera. El joven agradece mucho al programa por haberle traído a España. Además, Hamdi se queja de las diferentes situaciones a las que llama "injusticia". "Como no nos ayuda la gente sabiendo la situación que tenemos", termina diciendo.