"¿Cuántas cartas enviáis u os envían a lo largo del año?". La respuesta a esta pregunta es común entre los toresanos, ya que muchos de los vecinos de esta ciudad coinciden en que no envían cartas ni postales, "tan sólo en momentos específicos como en Navidad", señala una persona mayor. Con la existencia del correo electrónico, los teléfonos móviles y las llamadas, se ha perdido ese "arte de enviar cartas", ese que para Virginia Woolf es "el arte más humano, ya que hunde sus raíces en el amor a los amigos".

Las personas mayores son más afectadas por esto, ya que antes era su única forma de comunicarse, y, aunque afirman que con las llamadas se pueden comunicar más fácilmente, "no manejamos el ordenador ni Internet, entonces siempre necesitamos comunicarnos con la familia y con las personas, con nuestras amistades, y Correos debe seguir", narra una señora mayor, que explica que sus hijas le compraron un ordenador pero que le resulta muy difícil utilizarlo.

Aunque a no todas les pasa eso, ya que esa comodidad de escribir un mensaje y que este sea enviado y recibido por el "remitente" en cuestión de segundos también la han adquirido aquellos que antes tenían que desplazarse a una oficina y esperar un par de días para recibir respuesta. Algunas personas mayores se han adaptado a esta nueva sociedad más cómoda.

"Mi abuela ahora está todo el día con el móvil en mano. Tiene redes sociales, y ve la televisión con el teléfono de la mano", narra una joven toresana sobre su abuela. La mujer, de 72 años, manifiesta que lo hace porque se ha acostumbrado, que le gusta el móvil y que si no lo hace parece que le falta algo, dice riendo. Además, afirma que hace ocho años, más o menos, que no escribe ninguna carta, pero que "sí que sería importante hacerlo para no perder esa costumbre". "Nos hemos acostumbrado a lo más fácil y ese es el problema", manifiesta la mujer, que afirma que antes escribía incluso cartas para amigas que no sabían hacerlo. Aunque este cambio presenta una serie de beneficios para la población, como es el caso de la rapidez a la hora de enviar y recibir el comunicado, además de esa "comodidad" de la que hablan los ancianos de Toro.

Las personas jóvenes de la localidad toresana también coinciden en que, aunque para ellos la situación es muy distinta a la de sus abuelos, el correo o una simple llamada de teléfono facilitó mucho el tema de las comunicaciones. Aunque, "a través de una carta escrita a mano se puede sentir algo diferente que lo que se hace a través de una pantalla. "Es mucho más personal", manifiesta un adolescente. "Yo, por ejemplo, he enviado una carta o dos en toda mi vida, pero creo que es algo que no se debe perder, por lo menos en determinadas ocasiones", continua diciendo el joven.

Esa comunicación tradicional, la de toda la vida. Esa con la que las personas mayores declaraban su amor, o con las que contaban sus experiencias y vivencias a sus familiares y amigos que vivían más lejos. Las palabras son capaces de crear recuerdos, y, mientras que gran parte de los correos electrónicos se borran, estas se guardan como recuerdo para toda la vida. Cada letra es única, y, al escribir se percibe ese sentimiento que quiere transmitir la carta, que, "por desgracia" ha ido desapareciendo con el tiempo.