Era una de las citas más esperadas del verano en Toro y el concierto de Rozalén colmó, en la noche del pasado sábado, las expectativas de los numerosos seguidores que se congregaron en la plaza de toros para disfrutar de un concierto inolvidable. Desde una hora antes del concierto numerosas personas se congregaron en el acceso habilitado desde el Teatro Latorre para ocupar un lugar privilegiado en el coso y estar lo más cerca posible de la artista. Pasaban pocos minutos de la hora fijada para el inicio de la actuación cuando los versos del poema "No te salves" de Mario Benedetti anunciaron al público el inicio del espectáculo. Durante el concierto, Rozalén interactuó con un público entregado que coreó todas las canciones, aunque también se mostró cercana y "encantada" de ofrecer una actuación en un bello recinto en el que se reunieron seguidores de todas las edades, entre los que se encontraban muchos niños.

La artista invitó al público, no solo a cantar y bailar cada una de sus canciones, sino también a reflexionar, a emocionarse y a vivir una experiencia única, para abandonar la plaza de toros con la ilusión renovada por disfrutar de la vida. Rozalén hizo gala de su férreo compromiso social con colectivos desfavorecidos, no solo porque con la ayuda de la intérprete de lengua de signos Beatriz Romero ofreció sobre el escenario un espectáculo inclusivo, sino porque también abogó por "hablar de lo que duele con calma y tranquilidad", decisión que, como reconoció "le ha cerrado algunas puertas". Durante el concierto, el público vibró con canciones como "Vivir", El hijo de la abuela", "Las hadas existen" o la titulada "Justo", con la que rindió un emotivo homenaje a uno de sus tíos, desaparecido durante la Guerra Civil y que, años más tarde, fue hallado en una fosa común. En un concierto tan especial no faltaron otras melodías que han encumbrado a Rozalén como una de las mejores compositoras del país, tales como "La puerta violeta" o "Girasoles".