Llega el verano y, como cada año, el número de clientes aumenta en todos los bares de la ciudad. Debido a esto los restaurantes tienen que incrementar los empleados, aunque, de momento algunos establecimientos de Toro no lo han hecho. "Hasta que no entre el verdadero verano, sobre el 10 de agosto, no aumentaremos el número de trabajadores", asegura un restaurante del centro de la ciudad. "A partir de ese momento contrataremos a cuatro camareros más, ya que es en la fiesta de San Lorenzo cuando comienzan a venir más turistas", continua diciendo. A esta declaración coinciden varios restaurantes ya que a partir de principios de agosto es cuando se empieza a ver más movimiento turístico en la ciudad.

Otros establecimientos han contratado ya a uno o varios trabajadores para que ayuden en las tareas, aunque piensan que el calor es decisivo para el aumento de la clientela y "de momento el tiempo que hace no es que ayuden mucho", declara uno de los dueños de un restaurante. Con respecto a la comparación con el verano pasado uno de los propietarios de un bar piensa que este año será peor. "No sé si será por la crisis o porqué, pero de momento parece que será peor que el verano pasado", manifiesta el hostelero.

A medida que avanza el mes de julio las terrazas de los bares, restaurantes y hoteles de Toro se ven cada vez más llenos. Los clientes deciden esperar a la llegada del calor del pleno verano para buscar una sombrilla y degustar las tapas, platos y vinos típicos de la ciudad. Para los toresanos uno de sus planes favoritos en la época más calurosa del año, aparte de ir a la piscina, es pasar el rato con su familia o amigos y beber algo fresco para aguantar el bochorno. "Alrededor de las 8 de la tarde solemos salir a disfrutar de un buen rato en los bares de la plaza, tomarnos algo y disfrutar del movimiento que hay en el pueblo", asegura una joven. Porque, además, también con la llegada del verano la población toresana aumenta y eso, según los ciudadanos, "da más vida a Toro", y los establecimientos de la ciudad lo agradecen.

Pero también para los turistas en un plan alternativo. Después de hacer una visita turística por lo monumentos más conocidos y emblemáticos de la ciudad, tras ver La Colegiata Santa María la Mayor, las vistas a la Vega del Duero, el Arco del reloj, o el propio Ayuntamiento, son muchos visitantes de diferentes lugares de España los que deciden descansar en un establecimiento cercano y degustar la gastronomía toresana.

Otro aspecto positivo para los establecimientos de la ciudad es que el aumento de clientes en esta época, a pesar del incremento de número de trabajadores, hace que los beneficios suban y compensen la cantidad de horas de trabajo. "Es un gusto ver Toro lleno las tardes de verano. Se nota mucho la diferencia con los meses de invierno en los que ves los bares a diario vacíos y no hay ni un alma", declara un ciudadano. En los meses más fríos la clientela disminuye, pero los tres meses de verano lo compensan.