El Ministerio para la Transición Ecológica ha iniciado la elaboración del llamado Libro "Verde" de la Gobernanza en España. Uno de los fines que persigue es la modificación del régimen económico financiero del agua o, lo que es lo mismo, aumentar los costes asociados al uso de dicho recurso, lo que en opinión de la Asociación de Comunidades de Regantes de la cuenca del Duero (Ferduero) "penalizaría gravemente a los usuarios regantes inmersos en la actualidad en importantes inversiones asociadas a la modernización".

Los regantes del Duero dejan claro que se oponen a la medida y argumentan que en España se recuperaron más del 70% de los costes asociados al regadío, "lo que hace que seamos el país que mejor cumple la Directiva Marco de toda Europa, a pesar de necesitar construir más infraestructuras de regulación y transporte que la mayoría de ellos para tener garantizado el recurso por nuestra clara desventaja en lo que a precipitaciones de lluvia se refiere".

En la Ley de Aguas vigente y sus Reglamentos ya existen fórmulas para poder repercutir los costes asociados al consumo, tal y como ya hacen las comunidades de regantes con los gastos eléctricos y otros que se aplican en función de los metros cúbicos utilizados. "Pero una cosa es aplicar los costes actuales en función del agua utilizada y otra poner un precio al agua para convertir en prohibitivo su uso", opina la asociación de comunidades de regantes.

Como alternativa, proponen seguir aumentando la superficie de regadío modernizado y aplicando las últimas tecnologías para mejorar el ahorro de agua. En la cuenca del Duero hay 80.000 hectáreas que han aprobado ya modernizar sus infraestructuras de riego, y habría otras 40.000 susceptibles de modernizar.

"Se nos pretende aplicar un impuesto medioambiental como si los regantes en exclusiva tuviésemos que pagar por algo de lo que disfruta toda la sociedad. Ya nos produce cierto hartazgo estar siempre en el punto de mira de la opinión pública, con continuas acusaciones de que somos los depredadores del agua y los grandes contaminadores como fruto de nuestra actividad. Nada más lejos de la realidad, ya que de acuerdo con el avance del Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de 2018, el sector agrario en general tuvo una contaminación neutra y sus emisiones descendieron con respecto al año anterior gracias a la bajada del 2,5% de emisiones derivadas de la actividad agrícola. La realidad es que el regadío produce efectos muy positivos para el medio ambiente porque las plantas capturan CO2 atmosférico, evitan la desertización, mantienen un paisaje característico y fijan población en el medio", asevera Ferduero en un comunicado, en el que pide "más sensibilidad a las diferentes Administraciones.