En plena llanura castellana, la imponente torre del castillo de Villalonso emerge como la esperanza de sus vecinos que se aferran a la agricultura, a la ganadería y al potencial turístico de su fortaleza, de la iglesia de Santa María y de la ermita dedicada al Cristo de la Vera Cruz, para repoblar sus calles y atraer a jóvenes emprendedores que garanticen la pervivencia del pueblo. Villalonso no es una excepción y, como la mayoría de los municipios de la comarca de Toro, ha sido testigo del avance de la despoblación que ha propiciado el cierre de negocios, el abandono de viviendas o que por sus calles, prácticamente desiertas, transiten los pocos vecinos que han decidido no renunciar a sus raíces y a sus recuerdos.

A principios del siglo XX, Villalonso superaba los 600 habitantes. Siete décadas después, la población se redujo a la mitad por la diáspora de los maestros queseros que lograron prosperar y fundar sus fábricas, pero lejos de su tierra natal. Una población cada vez más envejecida y la falta de relevo generacional en sectores básicos para su economía como la agricultura o la ganadería, han propiciado que, en la actualidad, Villalonso cuente tan solo con 75 vecinos, de los que muchos residen en Toro durante el invierno y regresan al pueblo para disfrutar del verano. Araceli Alonso es una de las pocas vecinas que, junto a parte de su familia, ha decidido seguir viviendo en su pueblo natal, que define como "tratante, listo y emprendedor" porque, hasta hace pocas décadas, muchos de sus habitantes compaginaban el oficio de tripero con el de elaboración de quesos. Alonso, que además de vecina es la ex alcaldesa del pueblo, recordó que, tras la celebración de la fiesta el 8 de septiembre de la Virgen de los Mozos, muchos vecinos viajaban en carros hasta Galicia para vender las tripas secas de corderos que se utilizaban en embutidos y, de regreso a Villalonso, recogían la leche que necesitaban para elaborar quesos. La merma de matanzas relegó a un segundo plano el negocio de los triperos y, muchos de ellos, decidieron apostar por la fabricación de queso.

El espíritu emprendedor de los nacidos en Villalonso propició que muchos maestros queseros decidieran buscar prosperidad en localidades en las que vendían sus productos y en las que, con el paso del tiempo, formaron sus familias e implantaron sus propias industrias. Su esfuerzo fue recompensado y, en la actualidad, empresas de reconocido prestigio, cuyos orígenes están enraizados en Villalonso, siguen elaborando queso en Zamora, Barcelona, Burgos, Toro, Matapozuelos, Valencia de Don Juan o Mojados, entre otros muchos municipios. La arraigada tradición quesera de Villalonso derivó en el que el pueblo fuera muy conocido lejos de sus fronteras, pero también supuso el inicio de su declive y de su despoblación, ya que muchos maestros no regresaron a su tierra.

Precisamente, en su etapa como alcaldesa, Alonso promovió un proyecto que pretendía aunar la tradición quesera con el emblema de Villalonso: su castillo. Tras su rehabilitación, ejecutada en 2011, Alonso planteó la idea de que la fortaleza se convierta en la sede del Museo Provincial del Queso Zamorano con Denominación de Origen. La negociación entre las administraciones implicadas, la Diputación y el Ayuntamiento, con los propietarios del castillo, la familia Cueto, no fructificaron finalmente, aunque el proyecto sigue latente.

Uno de los miembros de la familia, Jaime Rodríguez, reconoció que, aunque el castillo de Villalonso es un bien privado, sus dueños están abiertos a colaborar con cualquier administración en la consecución de iniciativas que permitan poner en valor un monumento con infinitas posibilidades. Tras una primera intervención, ejecutada en 1991 en la torre del homenaje y durante la que se colocaron los forjados que permiten visitar la construcción, en una fase posterior, acometida en 2011 en colaboración con la actual Fundación Santa María la Real del Patrimonio, se consolidó y se dotó de suministros básicos al castillo, con el objetivo inicial de que pudiera convertirse en un hotel con encanto.

Esta idea fue desechada por la limitación de espacio y la familia propietaria optó por aprovechar su atractivo turístico y abrir sus puertas los domingos y festivos nacionales, de 12.00 a 14.30 horas, aunque también se pueden concertar visitas para grupos o para la celebración de eventos.

Por su imponente planta y su estado de conservación, el castillo fue el escenario elegido para rodar las primeras secuencias de la película "Robin y Marian", dirigida en 1976 por Richard Lester y protagonizada por Audrey Hepburn y Sean Connery. Tres años más tarde, la fortaleza acogió el rodaje de "Geburt der Hexe" (Nacimiento de la bruja), película en la que los vecinos colaboraron como extras. El castillo de Villalonso, como recordó Rodríguez, fue construido por la familia Ulloa Sarmiento en el siglo XV y estuvo habitado hasta el año 1717. El monumento, que en 1984 fue adquirido por la familia Cueto a la duquesa de Osuna, Ángela María Téllez Girón, ha sobrevivido al inexorable paso del tiempo y, además del emblema de Villalonso, para Rodríguez, también puede convertirse en la "locomotora que tire de la zona" y en el epicentro de la actividad turística en torno a la que se podrían desarrollar otras iniciativas empresariales. Al principal atractivo turístico de Villalonso, su castillo medieval, hay que sumar otros bienes patrimoniales de extraordinaria belleza como la iglesia de Santa María, o la ermita del Cristo de la Vera Cruz, también conocida como el "humilladero".

El tiempo corre en contra de Villalonso, un pueblo que necesita adoptar medidas urgente para evitar su desaparición. Esta es la opinión de Miguel Ángel Marcos Carro, ganadero de Villalonso que, con sus hermanos, Daniel y Carlos, gestiona la única explotación de ovino que sigue funcionando en el pueblo cuando, hasta hace pocos años, existían once. Los hermanos Marcos decidieron relevar a su padre y hace 19 años, construyeron las naves de su explotación en unos terrenos propiedad de la familia en Villalonso y, desde entonces, se dedican a la cría del cordero lechal y a la producción de leche.

La explotación no es ajena a "una de las peores crisis del sector del ovino" que, en opinión de Marcos, va a generar la desaparición de muchas naves y cuyo origen, no radica en la menor producción de leche o en la caída de los precios, sino en el "desánimo" que las administraciones han generado entre los ganaderos, con su excesiva burocracia o los elevados impuestos. Como ejemplo, Marcos destacó que el valor del IBI rústico que debe pagar por su explotación en Villalonso "es el mismo que si la tuviera en pleno centro de Zamora". Aunque para Marcos el ocaso de la mayor parte de los pueblos de la comarca de Toro está próximo, considera que todavía hay tiempo para reaccionar, siempre y cuando se impulsen medidas que incentiven el retorno al medio rural, tales como que rebajar el tipo impositivo del IBI rústico o que los Ayuntamientos faciliten terrenos para edificar naves.

A pocos metros de la explotación ganadera de los hermanos Marcos se encuentra otra de las empresas que subsisten en Villalonso, Hortícolas "El Castillo", fundada por otro joven vecino, José María Gamazo. Tras finalizar sus estudios de ingeniero técnico agrícola, Gamazo decidió, junto a un compañero, fundar la empresa a principios del 2008 y se decantó por Villalonso, porque en su pueblo natal contaba con unos terrenos idóneos para instalar invernaderos en los que poder producir una amplia variedad de hortalizas. Aunque la firma inició su andadura con dos socios, finalmente Gamazo se ha hecho cargo de una empresa que, con paso firme, ha ido creciendo y que, además de dedicarse a la venta ambulante por los pueblos, ha logrado abrir su primera frutería en la capital. Una de las claves de su éxito es que ha sustituido los productos químicos para tratar las hortalizas por la "lucha biológica" basada en la utilización de insectos para combatir las plagas. El objetivo que se ha marcado el joven agricultor es que la empresa siga creciendo para "dar un empujón al pueblo" en el que ha encontrado muchas ventajas como "trabajar al aire libre y con libertad". No obstante, es consciente de que para revitalizar el medio rural y para que los jóvenes retornen a los pueblos es necesario agilizar la concesión de ayudas institucionales y facilitar el asentamiento de pequeñas empresas que permitan subsistir a una familia. El espíritu emprendedor que caracteriza a sus vecinos y su potencial turístico pueden ser las claves para que Villalonso encare el futuro con esperanza.