La procesión del Santísimo Cristo de las Batallas es una de las tradiciones más arraigadas en la ciudad y, cada año, congrega a lo largo del recorrido por la pradera en la que fue construida la ermita, a numerosos toresanos que anhelan reencontrarse con la venerada imagen. El estandarte pintado sobre telón de hilo de algodón que la cofradía estrenó el pasado año y que fue donado por la artista toresana Elena García Sánchez, abrió la procesión. A pocos metros, se situó la imagen de la Virgen de la Guía que, portada a hombros por los cofrades, acompañó al Cristo de las Batallas en su lento discurrir por el paraje natural. A lo largo de todo el recorrido se congregaron numerosos devotos que, con fervor y respeto, volvieron a implorar la protección del Cristo de las Batallas y, en algunos casos, evocaron la leyenda de milagros otorgados a la imagen.

De forma ordenada y por turnos, los cofrades portaron a hombros, tanto la imagen de la Virgen de la Guía como la del Cristo de las Batallas, en una procesión que suscitó tanto interés que muchos tuvieron que caminar una larga distancia, por la masiva afluencia de vehículos y las dificultades para estacionar en las cercanías de la ermita. Con paso firme pero de forma pausada por la importancia de la cita con la tradición, la procesión completó el corto recorrido por la pradera y sus alrededores y las imágenes regresaron a la ermita que las custodia durante todo el año y que encierra entre sus muros una parte de la historia de la ciudad.

Al Santísimo Cristo de las Batallas se le atribuyen numerosos milagros, muchos de ellos fueron plasmados en una amplia colección de exvotos que, en la actualidad, se pueden admirar en la iglesia de San Sebastián de los Caballeros. La venerada imagen fue restaurada hace una década y, durante la intervención, le fue retirada una peculiar peluca, la corona de espinas de plata y el faldón por el que era conocido que, entonces, era de color rojo. La cofradía no solo se encarga de custodiar la talla sino que también, a lo largo de los últimos años, ha llevado a cabo diversas mejoras en la ermita en la que, cada Lunes de Pentecostés, se reúnen los toresanos para venerar al patrón de Toro.