Con una actuación en el palacio de los Condes de Requena y la interpretación del himno de la ciudad, el "Tío Babú", los alumnos de la Escuela de Folclore de Toro y su alfoz han clausurado recientemente el curso en el que han aprendido a tocar instrumentos tradicionales y a perfeccionar su técnica para mantener vivo un legado musical muy valioso. Alrededor de 40 alumnos de diferentes edades han asistido durante el último curso a clases de especialidades como dulzaina, flauta y tamboril, pandereta o percusión y, en la fiesta de clausura, mostraron sus avances a la hora de interpretar canciones y melodías tradicionales que, gracias a su tesón y esfuerzo, mantienen su esencia y, lo que es más importante, no caerán en el olvido.

El profesor de dulzaina, Mario Martínez realizó un balance muy positivo del último curso en el que se implantaron nuevas especialidades como pandereta y flauta y tamboril, que han tenido una gran acogida, aunque los alumnos también han podido perfeccionar su técnica en otros instrumentos con los que, hace tres años, comenzó su andadura la Escuela: percusión y dulzaina.

De hecho, a pesar de la corta vida de la Escuela, Martínez se mostró convencido de que "se va creando un poso y una simiente" para que, por fin, el acompañamiento musical adquiera más importancia dentro del folclore toresano. Del mismo modo, precisó que la Escuela, además de preservar un legado musical muy valioso, ha conseguido otro de los objetivos que se marcó en sus inicios y que no es otro que nutrir de músicos a los grupos de baile tradicionales que existen en la ciudad. En este punto, el profesor remarcó que "puede haber una fiesta sin baile, pero no sin música" y, por este motivo, era preciso impulsar un proyecto como el de la Escuela para preservar la riqueza de la música tradicional en Toro. Asimismo, subrayó que la Escuela cumple otra función que es la de transmitir ese legado de generación en generación, ya que a las clases acuden alumnos que rebasan los 80 años y que conviven con niños de corta edad, lo que fomenta una "transmisión horizontal" y que se genere un intercambio de experiencias.

Para el próximo curso, la Escuela tratará de implantar nuevas especialidades como percusión para niños a partir de ocho años, aunque también estudiará la posibilidad, de ofertar clases de gaita a pesar de que, como reconoció Martínez, en Toro no es un instrumento tan arraigado como en las comarcas zamoranas de Sanabria y Aliste.