La Asociación del Santo Sepulcro y la Soledad conmemoró ayer el 60 aniversario de la bendición de la imagen de Jesús Yacente, con un vía crucis que se celebró en el interior de la Colegiata. Hermanos de la cofradía y toresanos pudieron, durante este novedoso acto, renovar su devoción a una imagen que, con el paso del tiempo, se ha convertido en uno de los emblemas de la Semana Santa de Toro.

Durante el vía crucis, hermanos de la cofradía se turnaron para portar la venerada imagen ante cada una de las 14 estaciones que conforman la ceremonia religiosa, que fue oficiada por el párroco José Luis Miranda. Crescencio Álvarez, en un artículo de la revista "Toro Cofrade", recuerda que en la Semana Santa de 1958, coincidiendo con la presencia en Toro del escultor Tomás Noguera para presenciar la primera procesión de la imagen de Jesús Nazareno, la Asociación del Santo Sepulcro y la Soledad le encargó la realización de una nueva talla de "Jesús Yacente". Este encargo, según Álvarez, fue realizado con gran entusiasmo, aunque a su juicio no fue demasiado meditado, ya que privó a la ciudad de una imagen original de Jesús Yacente realizada por el mismo escultor y con la que, tan solo un año antes, había sido reconocido con un importante premio en una exposición celebrada en Buenos Aires. Tras aceptar el encargo de la cofradía, según Alvarez, Noguera realizó en la noche del Viernes Santo de 1958 en la iglesia del Santo Sepulcro de Toro un molde en escayola que, posteriormente, trasladó a madera en su estudio de Madrid, de la imagen conocida popularmente como "El muertico" que pertenecía al convento de las Madres Mercedarias.

La incorporación de la imagen supuso, según Álvarez, una reorganización de los actos procesionales que organiza la cofradía y, por ejemplo, se suprimió el traslado de "El muertico" que se celebraba el Sábado Santo. Estos cambios propiciaron que la hermandad organizara el vía crucis procesional que se celebra en la noche del Miércoles Santo y que, una vez concluido, da paso a la adoración de Jesús Yacente, tras el canto de las "Cinco llagas".