La singularidad de los carnavales de Toro no solo radica en su originalidad, ingenio y buen humor sino que, con el paso del tiempo, ha sabido preservar tradiciones tan arraigadas como sus típicas bodas. Elegantemente ataviados para una ceremonia tan especial, Tino Alfageme Matilla y Marce Hernández Gómez, revivieron ayer su enlace, del que, el próximo mes de abril, se cumplirán 34 años. Para renovar su compromiso, el novio optó por capa castellana y sombrero, mientras que la novia lució un elegante vestido negro y antiguos abalorios, aunque entre sus manos también portó un vistoso ramo de flores, siguiendo el modelo que, antiguamente, utilizaban las mujeres para contraer matrimonio. En todo momento, los novios estuvieron arropados por sus padrinos, la hija de la pareja, Laura Alfageme, y su esposo, Roberto Martín, quienes también lucieron atuendos a la antigua usanza.

En un salón de plenos repleto de invitados, el alcalde de Toro, Tomás del Bien, fue el encargado de oficiar la boda de carnaval y, durante su discurso, transmitió a los novios su cariño, respeto y admiración, consciente de que han tenido que superar duros momentos en su vida en común, de los que han logrado sobreponerse gracias al amor que se profesan. El alcalde, también resaltó que la boda de carnaval es uno de los actos más arraigados del carnaval de Toro, gracias a la implicación de muchos toresanos que, cada Domingo Gordo, lucen sus mejores galas y sus trajes tradicionales para acompañar a los novios en la renovación de su compromiso. Tras el esperado beso con el que los novios sellaron sus lazos de unión, integrantes de los grupos de folclore "Tío Babú" y "Tierras llanas" entonaron canciones tradicionales con las que, en épocas pasadas, se festejaban las bodas.

La ceremonia dio paso a las fotografías de rigor para inmortalizar un recuerdo imborrable y que pasará a formar parte de la vida de los novios, de sus familiares y de sus invitados. Numerosos toresanos y curiosos turistas esperaron en las inmediaciones del Ayuntamiento la esperada salida de los novios que fueron recibidos con vistosos arcos de flores y que se convirtieron en los protagonistas de un baile tradicional y propio de antiguas nupcias. Posteriormente, los novios de la boda de carnaval y sus invitados iniciaron el desfile por las calles de la ciudad hasta la histórica plaza de toros donde se celebró el esperado baile nupcial. Como en cualquier boda, los novios compartieron con sus invitados un convite muy especial que se celebró en los salones del hotel Juan II y que sirvió para poner el broche de oro a una celebración que, cada año, ensalza el valor de las tradiciones toresanas.