Por tercera vez, la música del compositor toresano, David Rivas Domínguez, guiará a los visitantes de la nueva edición de la exposición Las Edades del Hombre que, este año, se celebrará en la localidad burgalesa de Lerma, bajo el título "Angeli". Las composiciones de Rivas ya fueron, en 2016 y 2017, la banda sonora de "Aqva" y "Reconciliare", exposiciones celebradas en Toro y Cuéllar, respectivamente. Tras estas dos colaboraciones, la Fundación Las Edades del Hombre ha vuelto a confiar en el compositor toresano, al que ha encargado la creación de la música que los visitantes de "Angeli" escucharán durante su recorrido por las tres sedes que albergarán la muestra.

Tras aceptar la propuesta formulada por la Fundación a finales del pasado año, Rivas trabaja desde hace semanas en la creación de las melodías que ambientaran las tres sedes y basadas en el "potente" hilo argumental de los cinco capítulos de la exposición. Para "Angeli", Rivas ha compuesto nueve "pistas musicales" en las que ha utilizado instrumentos virtuales para aportar algunos efectos y, en determinados momentos, conseguir un "sonido más vanguardista", acorde al "aspecto etéreo y muy celestial de los ángeles". Para el primer capítulo, "¡Ángeles del Señor, bendecid al Señor!, Rivas ha creado dos temas que describen la divinidad de los ángeles o la bendición del Señor, desde la calma y el cariz celestial de los protagonistas de la muestra. "Los ángeles le servían", es el tema del segundo capítulo, para el que Rivas también ha compuesto dos melodías que evocan, con matices más vanguardistas y dinámicos, el ascenso al cielo o la resignación de los ángeles ante Dios, al contemplar su magna obra. Para el tercer capítulo, "Santo, Santo, Santo es el Señor", el compositor ha creado otros dos temas de los que, el primero, recuerda en parte a la alabanza que se entona en misa, mientras que el segundo se caracteriza por su solemnidad y porque describe "a un Dios lleno de santidad, pero también cercano a lo terrenal, a través de los hombres".

"Ángeles Caídos" es el título del cuarto capítulo que será ambientado con otros dos piezas de Rivas. La primera se trata de un movimiento oscuro, inestable y ausente de calma que describe el mal, mientras que la segunda "se trata del movimiento más delicado de la muestra", porque representa el arrepentimiento de los ángeles caídos, aunque el final es un canto de esperanza. Para el último capítulo de la exposición, "La nueva Jerusalén", Rivas ha creado una melodía calmada pero solemne que representa el poder celestial de Dios acompañado de los ángeles.