Bodegas amparadas por el sello de calidad toresano y viticultores de la zona han iniciado ya la poda de invierno, práctica que permite mejorar la producción y la rentabilidad del viñedo. En la zona, los trabajos de la poda de invierno se extenderán hasta el mes de marzo y consisten en suprimir, total o parcialmente, ciertos órganos de la vid, principalmente pámpanos y sarmientos. Técnicos del órgano vinícola toresano recordaron que la poda del viñedo permite reducir la carga o producción de la cepa y el tamaño del sistema vegetativo, además de alterar el equilibrio entre esos dos parámetros para compensarlos.

Los viticultores y bodegas de la zona son conscientes de la necesidad de llevar a cabo la poda de invierno, entre otras razones, porque alarga la vida de la vid, asegura la cosecha de uva cada año y maximiza los efectos de la fotosíntesis en función del sistema de conducción, con el fin de obtener una uva más equilibrada.

Del mismo modo, la poda permite modificar la forma de planta, ya que si se permite crecer libremente a las cepas, no serán manejables, de ahí la importancia de podar la viña y ajustarla a espalderas para que los pasillos entre filas sean accesibles a personas y a la maquinaria empleada para su recolección durante la campaña de vendimia.

La poda se puede ejecutar, en un principio, durante todo el periodo de reposo vegetativo, es decir, de dos a tres semanas después de la caída de la hoja hasta la semana que precede al desborre cuando las yemas son incipientes. Aunque la poda se puede prolongar hasta marzo, este periodo está limitado por varios factores como las heladas durante las que se aconseja no podar porque los sarmientos son entonces quebradizos, los cortes poco limpios y los tejidos que se exponen al aire son muy sensibles al hielo. Además, podar el viñedo en época de heladas favorece la entrada de hongos que afectan a la madera de la cepa, enfermedades como la eutipiosis o la yesca.

Asimismo, los viticultores y las bodegas deben tener en cuenta una serie de riesgos asociados a la poda durante las heladas primaverales, ya que las podas precoces provocan un desborre más rápido de las yemas conservadas y las exponen, mientras que las podas tardías tienen el efecto contrario. El último factor a tener en cuenta para desarrollar las labores de poda en la zona es si la viña está cultivada en vaso o en espaldera. En los últimos años, los viticultores y las bodegas de la zona suelen escalonar las labores de poda durante un largo periodo a partir de la recolección de la uva y hasta el desborre de la vid, con el objetivo de reducir los gastos derivados de la contratación de mano de obra para realizar este trabajo.