Sus majestades de Oriente encontraron un hueco en su apretada agenda de estos días de Navidad para pasar por Toro para saludar a los más pequeños y repartir un poco de esa magia tan especial que siempre les acompaña. En esta ocasión, los magos dejaron sus camellos en el establo y se decantaron por una montura más estilosa y, sobre todo, luminosa. Las carrozas que ayer se exhibieron por el centro histórico del municipio zamorano lucían una armazón lumínico, compuesto por multitud de bombillas que componían con su distribución motivos geométricos y corazones.

La corte real la completaron un grupo de ocas, una guardia a caballo, un pastor, una reata de burros cargados con los presentes de los niños buenos y un carbonero, hasta los topes de mineral para los pequeños bribones. La cabalgata partió de la plaza de San Agustín y recaló en la plaza Mayor, donde sus majestades los Reyes Magos adoraron al niño Jesús en el Belén ubicado frente al Consistorio local. Finalmente, los pequeños despidieron a los magos con la esperanza de todos sus deseos se hagan realidad.