Pocos músicos, incluso algunos de los más grandes, pueden decir que hayan grabado cerca de 400 discos. El violinista, compositor y defensor de los instrumentos insólitos Diego Galaz lo puede decir. Pero el curriculum de este músico de 42 años y originario de Burgos se extiende por derroteros todavía más sorprendentes, ya que entre los músicos con los que ha girado se encuentran estrellas tan fulgurantes como Fito & Fitipaldis, Pasión Vega, La Cabra Mecánica, Revolver o Jorge Drexler. Asimismo, este polifacético artista cuenta con un proyecto propio como es el de Fetén Fetén, un dúo musical, completado por Jorge Arribas, que cuenta ya con cuatro álbumes de estudio. Ayer, el artista acudió al ciclo "Música entre barricas" del Museo del Vino de Pagos del Rey para ofrecer el espectáculo familiar "Violines, serruchos y otros mágicos instrumentos.

-Regresas al Museo del Vino en solitario tras haber ofrecido un concierto con tu grupo Fetén Fetén, ¿cómo es la experiencia de tocar en la sala de barricas?

-La suerte que tengo, y que tiene mi formación, es que hemos actuado en un extensísimo abanico de lugares. Este año, por ejemplo hemos tenido la suerte de tocar con Fito & Fitipaldis en el Royal Albert Hall de Londres, pero también he hecho una actuación en el salón de una casa. El lugar no tiene por qué transformar, adulterar o potenciar lo que vas a hacer; esos verbos conjugan mejor con el cómo que con el dónde. Por ejemplo, el Museo del Vino, en gran parte por la labor desarrollada por Rodrigo Burgos (director de la institución), consigue que un lugar frío (como es la sala de barricas) se convierta en un auténtico espectáculo. Es un placer tocar aquí, sobre todo porque el público viene a escuchar.

-¿Cómo vives el contaste de pasar de grandes escenarios como los que pisó con Fito a espacios más intimistas?

-Nuestro éxito, entre comillas, es que sobrevivimos gracias a la música. Y muy bien además. Quizás lo que ocurra es que el concepto generalizado de éxito musical se circunscribe casi siempre a llenar estadios. Esto no es así y con el paso del tiempo cada vez te das más cuenta. Por ejemplo, si yo toco en un bar, pero en ese escenario me escuchan, prefiero actuar ahí que en un estadio en el que nadie esté pendiente a la música. Esto en gran medida tiene que ver en cómo educamos a la gente que acude a los espectáculos musicales y en cómo los vendemos. Por eso aprecio venir a Pagos del Rey, porque es una especie de santuario donde a gente viene a escucharte.

-Chet Baker, el famoso trompetista de jazz, cuando estaba en lo más alto de su carrera y triunfaba en Europa, siempre destacó algo similar a lo que alude usted. Llegó a decir que lo que más echaba de menos una vez que le llegó la fama es que antes de ser conocido, en los clubs estadounidenses, podía escuchar caer una pluma mientras tocaba.

-(Risas)Bueno... lo que diga Chet va a misa. No en vano hablamos de uno de los grandes genios, de aquellos que contactaron con los dioses de la música. Pero la anécdota sirve para trasladarlo a nuestro trabajo de músicos humildes, donde el respeto es fundamental. Y si bien no nos referimos tanto al silencio -ya que trabajamos con elementos como la risa o la palabra-,debemos admitir que no es fácil trabajar para gente que hace otra cosa y por tanto hay ciertos lugares que con el tiempo hemos ido evitando. Lo verdaderamente maravilloso de la música es esa sinergia que conecta a músico y pueblo; para eso es necesario que te escuchen.

-¿Cómo valora este 2018 a nivel profesional?

-Este año me he subido cien veces al escenario, esto es todo un regalo. Salió la oportunidad de Fito y la hemos aprovechado al máximo. Nosotros (se refiere a su grupo Feten Feten), desde nuestro concepción de formación y propuesta minoritaria, nos planteamos cada año, cada trabajo, cada oportunidad como algo excepcional y lo entendemos como tal. Cuando tocamos en el Wizink Center con Fito entendemos que es una cuestión coyuntural. No obstante, esto también nos demuestra que el trabajo hecho por la música popular y de raíz tiene un amplio recorrido y que los grandes artistas ven en nosotros algo con lo que pueden sumar riqueza a su música.

-¿Y de cara al próximo año?

-Cada año empieza en blanco. Así lo entiendo yo. Sé que para aquellos que tienen una nómina mensual esto es un abismo, una situación muy complicada, pero yo miro al futuro con positivismo y además estoy seguro de que van a salir cosas, ya que año a año las cosas van creciendo. Con Feten Feten vamos a presentar un proyecto para colaborar con bandas municipales y también seguiremos muy involucrados en los espectáculos infantiles. En definitiva, cuando tienes un pequeño grupo dispones de esta capacidad de maniobrabilidad.

-Se le ve realmente cómodo en los conciertos infantiles

-Yo siempre me he sentido cómodo en los códigos de los niños. Y eso es porque adopto la siguiente perspectiva: las personas que me escuchan van a tomar las decisiones cuando yo sea muy mayor. La posibilidad de transmitir a las nuevas generaciones lo que yo considero valores fundamentales y eso me motiva y me emociona más que ponerme en un escenario delante de miles de personas.