Tras la eliminación de una placa o el cambio de nombre de varias calles, el Ayuntamiento dio ayer un paso más para cumplir las exigencias de la Ley de Memoria Histórica y, en apenas dos horas, la conocida "Cruz de los caídos" fue retirada de su emplazamiento, la plaza de San Agustín, aunque sus sillares de granito serán reutilizados para mobiliario urbano, pavimento o como peana para una escultura. Pasaban pocos minutos de las ocho de la mañana cuando operarios del servicio de Obras y Urbanismo iniciaron los trabajos para desmontar la espigada "Cruz de los caídos", uno de los símbolos del régimen franquista que se conservaba en Toro, trabajos que concluirán mañana viernes cuando sea retirada, con una pluma, la base en la que figura una sencilla inscripción en números romanos que alude a los años 1936 y 1939, periodo histórico que coincide con la guerra civil española. Con sumo cuidado, los operarios municipales procedieron a desmontar cada uno de los sillares de granito que conformaban el cuerpo de la cruz y que, posteriormente, fueron depositados en un camión para su traslado a otros emplazamientos.

La concejala de Obras y Urbanismo, Ruth Martín, confirmó que los sillares de la escultura serán reaprovechados como nuevos bancos, que se incorporarán al mobiliario urbano, como pavimento "en aquellos lugares en los que se necesite" y una de las piezas se convertirá en la peana de una futura escultura. Los trabajos de retirada de la pieza despertaron la curiosidad de numerosos vecinos que se acercaron hasta el lugar que ocupaba, junto a la fachada lateral del antiguo ambulatorio, en la plaza de San Agustín, para interesarse por el futuro de la cruz que, en muchos casos, forma parte de sus recuerdos de infancia cuando, en su etapa escolar, tenían que entonar frente a la escultura el "Cara al sol", himno de la Falange, aunque otros apuntaron que, ante este símbolo, se celebraron varios homenajes a los "caídos". Aunque la retirada de la cruz generó ayer opiniones diversas, el historiador, José Navarro Talegón, reconoció que la pieza carece de valor artístico, más allá de recordar un conflicto bélico que forma parte de la historia de España. Recordó el historiador que existió otra "Cruz a los caídos" en la plaza de la Colegiata que, "era más gruesa y chata" y que está perfectamente documentada en el Archivo Municipal. Tras las obras de renovación que la antigua Dirección General de Arquitectura ejecutó en la plaza de la Colegiata, la citada cruz fue desmontada y colocada en el paseo del Espolón pero, según el historiador, fue sustituida por otra más esbelta. De los jardines del Espolón, la segunda cruz fue trasladada años más tarde a las inmediaciones del antiguo ambulatorio, emplazamiento en el que ha permanecido hasta el día de ayer.

Por su parte, el alcalde, Tomás del Bien, destacó que con la retirada de este símbolo, el Ayuntamiento "retoma la Ley de Memoria Histórica" que comenzó a aplicar con el cambio de nombre de varias calles y de otros elementos que recordaban el régimen franquista. Como primera medida, el Ayuntamiento de Toro retiró de su sala de juntas una placa de que recordaba a "alcaldes ejemplares" como Anacleto Carbajosa Prieto, que ocupó el cargo entre 1927 y 1930, y Ambrosio Delfín Álvarez Tejedor, regidor municipal entre los años 1939 y 1946, durante la dictadura de Franco.

Del mismo modo, el Ayuntamiento aprobó el pasado año en Pleno modificar el nombre de seis viales públicos. Así, la avenida Carlos Pinilla pasó a denominarse Ronda de Corredera, mientras que el nombre de la avenida Luis Rodríguez de Miguel fue sustituido por el de Carlos Latorre y la calle de Eusebio Rebolleda recuperó su antigua denominación de barrio del Cementerio Viejo. Para la vía Francisco Temprano se eligió el nombre de barrio Peluquín, mientras que las travesías Carlos Pinilla y Luis Rodríguez de Miguel, cambiaron su nomenclatura por calles Igualdad y de la Constitución, tras el acuerdo adoptado en Pleno.