Hace ahora un año el grupo de voluntarios "Animales Abandonados en Toro" denunció el mal estado en el que se encontraban las instalaciones de la perrera municipal, ubicada junto al Punto Limpio de la ciudad. Entre las deficiencias señaladas por el grupo se encontraban el reducido número de habitáculos, las condiciones de salubridad de la estancia, la necesidad de una gatera por la que los perros puedan salir y entrar del recinto y los desperfectos en la cubierta de la estructura.

A raíz de esta reclamación, algunos miembros de la agrupación pudieron reunirse con el alcalde Tomás del Bien y trasladarle una serie de propuestas para la mejora de las instalaciones locales. El voluntariado, según detallaron en su momento, quedó satisfecho con este encuentro, pero 365 días después vuelven a denunciar -a través de las redes sociales y en declaraciones a este diario- "el total pasotismo del Ayuntamiento en el tema de los animales abandonados y el estado de la perrera".

Actualmente, informa "Animales Abandonados", de todas las reclamaciones realizadas por la formación de voluntarios solo se ha procedido al arreglo del tejado de la estructura, dañada por la caída de una rama en verano de 2017 y reparada provisionalmente con una placa de uralita por parte de los animalistas. El resto de desperfectos revelados por los voluntarios "no han sido arreglados" y a estos se les ha sumado el mal estado de la valla -corroída por el óxido como se puede ver en una de las imágenes que ilustra la información-, las pequeñas inundaciones producidas por las pérdidas que sufre el grifo que abastece de agua a la perrera y las deficiencias que presenta la cubierta del cuarto de la manguera.

"Pequeñas chapuzas" que desde el grupo de voluntarios consideran "asumibles, de fácil arreglo y que apenas tendrían efecto en las arcas municipales por su bajo coste". Asimismo, los propios voluntarios se ofrecen a ejecutar los trabajos de reparación si desde el Gobierno municipal sufragan las herramientas y materiales requeridos para realizar las mejoras.

Desde el voluntariado tienen claro que si estos pequeños arreglos -pero de capital importancia para los perros que allí viven- no se han producido es porque al Ayuntamiento de Toro "la protección animal le da igual". Los vecinos que cubren las necesidades de los canes abandonados afirman que llevan muchos haciendo realizando esta labor "sin pedir nada", e incluso agradecen al Consistorio que les dejen "cuidar de los animales", mas consideran que "todo tiene un límite" y le pide al Ayuntamiento que "cumpla con su palabra" en relación a las mejoras que "les prometieron". "Nos bastaría con una pregunta de vez en cuando, un simple gesto de interés, pero ni siquiera saben quiénes somos ni se interesan por lo que hacemos", lamentan desde "Animales abandonados".

Con esta crítica los animalistas quieren "llamar la atención" de la administración local sobre el estado en el que se encuentra la perrera de Toro. No pretenden enfrentarse al Ayuntamiento, pero consideran que llevan muchos años "callados, sin molestar, no damos guerra, no exigimos, no damos que hacer..."; algo que bajo su criterio "no está sirviendo para mejorar las condiciones de vida de los animales callejeros en Toro". Asimismo, el voluntariado continúa tendiendo la mano a Gobierno Municipal para que cuenten con ellos en cualquier medida que revierta positivamente en los animales abandonados o que actualmente viven en la perrera.

Asociación en suspenso

La organización también es consciente que su labor sería más sencilla si estuviesen constituida como una asociación más del ámbito municipal de Toro -de hecho a principios de verano comunicaron que estaban en trámites para constituirse como tal-. No obstante, la falta de voluntarios (ahora tan solo son cuatro cuando hace un año contaban con alrededor de 16 miembros) ha dejado en suspenso la formalización del voluntariado. "Animales abandonados" ha realizado un llamamiento a través de las redes sociales para solicitar ayuda a toda aquella persona que "ame a los animales, estén comprometidas y sean conscientes de la responsabilidad que conlleva el voluntariado".

Moro y Lobo

Actualmente, dentro de las instalaciones de la perrera viven Moro -un cachorro de ocho meses- y Lobo -un mestizo de pastor alemán de cuatro años-.