La Azucarera de Toro inició ayer la campaña remolachera con una previsión inicial de aforo de 650.000 toneladas, el más bajo de los últimos años, por los daños ocasionados por enfermedades como la ramularia y la cercospora y por la siembra tardía, como consecuencia de las lluvias registradas durante la pasada primavera. El responsable del sector remolachero de la organización agraria Coag, Fernando García, destacó que las primeras previsiones sobre la campaña apuntan a que será una de las más "flojas" de los últimos años, no solo por el menor aforo estimado, que representa una reducción de 111.000 toneladas respecto al pasado año, cuando en la fábrica de Toro se entregaron 761.415 toneladas de raíz líquida, sino porque parte del cultivo presenta un importante retraso de crecimiento por la siembra tardía, a lo que hay que sumar las pérdidas generadas por diversas enfermedades que, a pesar de los tratamientos aplicados por los cultivadores, no han podido ser controladas.

Esta preocupación de los agricultores por la incidencia de la cercospora o la ramularia es compartida por Azucarera, por lo que ha manifestado su compromiso de asesorar a los productores a través de los equipos técnicos de las fábricas, así como incrementar el esfuerzo a nivel de investigación agronómica llevado a cabo por AIMCRA para desarrollar técnicas que permitan un mejor control de las enfermedades foliares. Por todos estos motivos, las previsiones iniciales apuntan a que los rendimientos serán notablemente inferiores a los registrados en las últimas campañas y, este año, rondarán entre 90 y 95 toneladas por hectárea. Al margen de la menor producción, García también resaltó que la polarización es notablemente inferior a la registrada la pasada campaña cuando la riqueza media de la remolacha entregada alcanzó el 18,06% y, este año, apenas supera el 16%. A pesar de que las previsiones para la presente campaña no son demasiado optimistas, el responsable del sector remolachero de Coag recordó que el resultado final dependerá de la evolución del cultivo y de que las condiciones meteorológicas que se registren durante el otoño y el invierno favorezcan que la remolacha gane peso.

En la campaña remolachera inaugurada ayer, la Azucarera de Toro recepcionará la producción de raíz procedente de alrededor de 7.000 hectáreas, lo que supone también una reducción respecto al pasado año cuando en la fábrica se molturó la raíz cultivada en cerca de 8.600 hectáreas. García achacó esta merma de la superficie destinada al cultivo de remolacha a que "los precios están muy ajustados a los rendimientos", por lo que muchos agricultores han optado por destinar sus parcelas a otros cultivos alternativos como la patata o la cebolla, con los que obtienen una mayor rentabilidad. En este punto, García apuntó que, en Castilla y León, cerca de 25.000 hectáreas se destinan al cultivo de remolacha, superficie que podría reducirse si los agricultores "no ven claro el futuro y que pueden obtener la rentabilidad que esperan".