Fin de semana de devoción y fervor religioso en las comunidades de Toro y Tagarabuena. Durante estos dos últimos días, las imágenes advocacionales del Cristo de la Expiración y del Cristo del Amparo han protagonizado el ocio local y han ocupado las calles de la capital del alfoz.

La importancia y la presencia de la religión católica en Castilla es inversamente proporcional a la magnitud del núcleo poblacional. Las festividades, conmemoraciones y efemérides religiosas son muchas veces el único acicate social y cultural de ciertas comunidades. Las fiestas patronales de las pequeñas villas zamoranas son claro ejemplo de lo anteriormente expuesto. Un reclamo que, si bien ya no es eminentemente religioso, parte de un origen devocional e impregna cada una de las actividades festivas de los pequeños pueblos. Todas estas circunstancias permiten por tanto afirmar que la religión católica sigue siendo el primer motor social de las sociedades rurales.

Ayer, los vecinos de Tagarabuena honraron y presentaron sus respetos ante el Cristo de la Expiración, cuya cofradía tan solo la conforman una veintena de personas, pero que, sin embargo, reúne en torno a su celebración a todo el barrio de Toro. Durante la noche del sábado se procedió a realizar la tradicional procesión en la que los miembros de la congregación portan la imagen que da nombre a su formación. En la mañana del domingo, la parroquia de San Juan Bautista acogió la eucaristía y el tradicional besapiés del Cristo. Al finalizar los actos litúrgicos los miembros de la congregación local ofrecieron un refresco para todos los presentes.