En señal de gratitud y con el fin de reconocer a su "hijo más universal", Toro rindió ayer un emotivo homenaje al director de orquesta Jesús López Cobos, quien fue distinguido, a título póstumo, con la Medalla de Oro de la ciudad. En una sesión plenaria extraordinaria y solemne, a la que asistieron la viuda del maestro, Brigitte, y uno de sus hijos, Manuel, así como autoridades regionales y provinciales, amigos y vecinos del maestro, la Corporación Municipal aprobó por unanimidad conceder a López Cobos la máxima distinción de la ciudad, por sus méritos tanto profesionales como humanos.

Durante el pleno, Rosa Suárez, instructora del expediente, relató algunos de estos méritos recogidos en un informe, al que han aportado datos sobre la valía profesional y personal del director de orquesta diferentes instituciones, agrupaciones musicales o reconocidas personalidades del mundo de la cultura. Durante la lectura del expediente, Suárez recordó que López Cobos nació en Toro el 25 de febrero de 1940, aunque por motivos familiares se trasladó a vivir a Málaga en su adolescencia, así como la relación de Orquestas, tanto nacionales como internacionales, de las que fue director o reconocidas entidades en las que trabajó, tales como el Teatro Real de Madrid o el Teatro de la Ópera de Berlín.

Del mismo modo, la instructora del expediente precisó que López Cobos "es uno de los nombres fundamentales de la música española, un referente mundial, que no por ello dejó nunca de ser un hombre sencillo y cercano, que siempre se sintió orgulloso de sus raíces". "Fue un creador hecho a sí mismo", remarcó Suárez, quien también matizó que López Cobos fue uno de los directores de orquesta de mayor proyección internacional y que "abrió puertas a las nuevas generaciones de directores españoles".

Durante su dilatada trayectoria profesional, López Cobos recibió numerosos reconocimientos "por su labor y talento en la dirección musical", aunque también fue considerado uno de los directores de orquesta "más accesible, trabajador incansable, perfeccionista y exigente, pero nada autoritario con los músicos". Tras repasar algunos de sus méritos profesionales, Suárez también se refirió a la vinculación que López Cobos mantuvo con su ciudad natal, Toro, a la que "llevaba en el corazón" y en la que descansan sus restos. De hecho, como recordó, "llevó el nombre de Toro por todo el mundo, presumiendo de su procedencia", aunque la instructora también reveló que en la "mesa" del maestro "nunca faltó vino de Toro, con el que agasajaba a sus invitados y que consideraba "perfecto para una buena tertulia". Pero sin duda, uno de los principales méritos que ha valorado el Ayuntamiento para conceder a López Cobos la máxima distinción de la ciudad, es su generosidad ya que, fue el "impulsor" y uno de los principales benefactores de la Escuela de Música que lleva su nombre, mediante generosas donaciones para la adquisición de instrumentos y así potenciar la afición musical en Toro. Incluso, según puntualizó Suárez, antes de fallecer el maestro quiso que el valor de las flores enviadas por familiares y allegados para sus exequias fuera destinado a mejorar el equipamiento y las instalaciones de la Escuela de Música, gesto con el que, una vez más, López Cobos volvió a demostrar "su calidad humana y su generosidad". Suárez concluyó la lectura del expediente remarcando que, con la concesión de la Medalla de Oro, la ciudad de Toro rinde el último homenaje a su Hijo Predilecto y a su "hijo más universal", cuyo legado "permanecerá a lo largo de los años a través de sus obras y su recuerdo siempre permanecerá imborrable" entre los toresanos.

Una vez finalizada la lectura del informe elaborado por la instructora, la concejala del PP, Mari Canto Marcos, tomó la palabra para ensalzar la figura del maestro, de quien destacó que su "fecunda trayectoria profesional y artística en el mundo de la música", aunque, por encima de estos méritos, resaltó su "lado humano, emotivo y generoso en beneficio y honra de la ciudad". Del mismo modo, ensalzó su apoyo incondicional a las agrupaciones musicales, "tanto en el sentido artístico como en el moral", por lo que no dudó al afirmar que López Cobos "tiene mucho que ver con el gusto y el amor por la música que se respira en nuestra ciudad". El alcalde, Tomás del Bien, cerró el solemne pleno remarcando que, el Festival Internacional de Música Clásica que lleva el nombre del maestro, servirá para recordar cada año el legado y el "poso" que ha dejado en su ciudad natal.

Una vez aprobada, por unanimidad del Pleno la concesión de la Medalla de Oro de la Ciudad, la viuda del maestro, acompañada por su hijo Manuel, recogió de manos del alcalde la distinción con la que Toro rindió ayer un merecido tributo y un sentido homenaje a su hijo más universal al que nunca olvidará.