Bodegas Frontaura acaba de adquirir las instalaciones de una de las industrias vinícolas con más historia y de mayor capacidad de la Denominación de Origen del Vino de Toro: Bodegas Marqués de Olivara. Fundada por el bodeguero Luis Mateos, Marqués de Olivara perteneció a la familia Ruiz Mateos y al grupo empresarial Nueva Rumasa hasta que, en 2011, los propietarios decidieron presentar concurso de acreedores. La directora general de Bodegas Frontaura, Camino Pardo, confirmó ayer a este diario que la operación de compra ya está cerrada y que ha sido autorizada por el juzgado de lo Mercantil de Zamora, aunque prefirió no adelantar más detalles sobre la inversión realizada para adquirir las instalaciones de Marqués de Olivara en las que Bodegas Frontaura elabora sus vinos como «inquilina» desde hace años.

Destacó Pardo que el Consejo Regulador ya ha aprobado la inscripción de Bodegas Frontaura en su Registro de industrias elaboradoras, tras cerrarse el acuerdo de compra de Marqués de Olivara que, como resaltó, es una de las bodegas «con más historia y más importantes de la Denominación de Origen Toro», en la que la nueva propietaria acometerá diversas mejoras una vez que concluya la campaña de vendimia. Además, Pardo confirmó que los contratos de los cinco trabajadores con los que contaba Marqués de Olivara han sido subrogados, por lo que mantendrán su empleo y seguirán desempeñando sus funciones en la industria, pero ahora ligados laboralmente a Bodegas Frontaura.

Por otra parte, Pardo recordó que el proyecto vitivinícola de la firma en Toro se inició en el año 1999 en una finca situada en Villabuena del Puente conocida como Pago de Valdelacasa, en la que Frontaura cuenta con 110 hectáreas de viñedo propio de la variedad autóctona Tinta de Toro. Cinco años después lanzó al mercado su primera añada y, desde entonces, ha obtenido diversos reconocimientos a nivel nacional e internacional por la calidad de sus vinos que comercializa con las marcas Frontaura, Aponte y Dominio de Valdelacasa.

En este punto, Pardo subrayó que la firma elabora sus vinos cada año con los 500.000 kilos de uva de Tinta de Toro que produce en su finca de Pago de Valdelacasa, caldos que comercializa tanto en el mercado nacional como en el exterior. Al margen de la reciente compra de Marqués de Olivara, la bodega, como subrayó Pardo, sigue manteniendo la propiedad del antiguo palacio de los Frontaura y Victoria, edificado en 1574 y que está situado en las inmediaciones de la Colegiata de Toro.

Con la adquisición de Marqués de Olivara por parte de Bodegas Frontaura se cierra una etapa de incertidumbre, tanto por el futuro de las instalaciones como de los cinco trabajadores que, en los últimos años y a pesar de la situación de liquidación en la que se encontraba la industria vinícola, han seguido desempeñando su labor bajo las directrices de los administradores concursales y a la espera de que el interés mostrado por distintos grupos inversores pudiera concretarse en la adquisición de la bodega, proceso que acaba de culminar con su adquisición por parte de Bodegas Frontaura.

Aunque la bodega Marqués de Olivara fue fundada por Luis Mateos, durante 13 años perteneció a la familia Ruiz Mateos hasta que, en julio del 2011, el juzgado de lo Mercantil declaró el concurso voluntario de acreedores para la firma, tras constatar que no podía atender sus obligaciones de pago. Meses después, en septiembre del 2011, la bodega junto a otras empresas de la familia Ruiz Mateos, fue adquirida por el grupo Back in Bussines.

Casi un año más tarde, eljuzgado dictó un auto por el que aprobaba la liquidación de la bodega toresana tras la reclamación presentada por un acreedor al que se adeudaban cerca de 54 millones de euros. Esta cantidad se correspondía con la etapa de gestión de la familia Ruiz Mateos y no fue generada por la bodega, sino que la deuda tenía su origen en garantías cruzadas de otras sociedades del grupo Nueva Rumasa, en concreto, diversas campañas de publicidad a nivel nacional. En octubre del 2013 el Juzgado declaró culpables a dos hijos del empresario José María Ruiz Mateos, Pablo y Alfonso, de la quiebra de Marqués Olivara, a quienes condenó a devolver 565.974 euros desviados a Nueva Rumasa y a cinco años de inhabilitación para administrar empresas. Con la adquisición de las instalaciones por parte de Bodegas Frontaura se