"Hay que construir personas". Con esta frase finalizaba la primera de sus clases Santiago Barba, monitor encargado de impartir el curso de formación de mediadores juveniles, instituido gracias al del programa provincial de drogodependencias impulsado por la Diputación de Zamora, en coordinación con la Junta de Castilla y León. Desde una de las salas de las instalaciones de la residencia Virgen del Canto de Toro, Barba transmitirá a los asistentes sus conocimientos para así formar a mediadores sociales y monitores.

Veinte son los participantes que van a formar un circulo durante cuatro días. Pero, como dice el especialista en drogodependencia, "para que sea un buen circulo, todo el mundo se tiene que ver la cara", de esta manera existe una verdadera comunicación. Para impartir el curso, las clases se van a desarrollar combinando la parte más teórica con la más práctica. "Si lo hacemos todo teórico, llegaría a ser un poco aburrido. Si lo hacemos más práctico, cuando llega la parte teórica no gustaría, entonces lo que hacemos desde la escuela es combinar teoría y práctica", señala Barba.

Durante el primer día, los futuros monitores han podido entender como es el mundo de la droga y como trabajar con los menores que se enfrentan a estos problemas día a día, a como mediar con ellos sin que se sientan mal. Para ello, el especialista insiste en trabajar la autoestima. "Es muy importante hacer que la gente se sienta bien. Sobre todo nosotros como monitores de drogas es lo que tenemos que hacer", explica Santiago. Para aprender a tratar esto frente a un grupo real, Barba les explica a los alumnos diferentes dinámicas que pueden utilizar. Entre ellas destaca el juego "el sillón del director", donde uno de los participantes del grupo se pone en el centro del circulo en un sofá, y el resto de los compañeros tiene que decirle cosas positivas que piensan sobre él. Cuando se hace esta actividad los alumnos se sienten bien, y eso es lo que quiere hacerles transmitir Santi. Como monitores siempre tienen que hacer sentir así a los jóvenes con problemas de drogodependencia. "Para ello hay que trabajar la autoestima", insiste.

Otra de las actividades para trabajar esta sensación positiva que ha utilizado en una de las clases es el uso de él "anonimato" para transmitir buenas vibraciones entre el grupo. A través del uso de papeles con frases como "Me gusta de ti?", los alumnos tenían que continuar cada una de ellas y dárselas a cualquiera de los miembros del grupo. De esa manera se llevaban algo positivo para casa.

Tras la realización de las actividades, Santiago utiliza la misma técnica: los alumnos tienen que valorar de forma positiva y negativa la actividad, es decir, los problemas que pueden encontrar en ella en un caso real. Muchos de ellos opinan que en ambas actividades alguno de los jóvenes podría no obtener nada positivo, o, incluso, que alguno pueda decirle algún comentario negativo. Por ello, siempre, "hay que trabajar con antelación lo positivo". También, infiere en la posibilidad de si alguno de ellos no obtiene ningún papel. "Aunque pase eso no significan que caigan mal, y hay que darles a entender eso", manifiesta. También, los participantes del curso proponen otras opciones por si acaso se dan estos problemas. Entre estos, alguno de ellos sugiere que si nadie le dice a alguien nada, que sea el propio monitor quien se lo comunique, pero, Santiago asegura que es mejor que el mediador se mantenga al margen. "Si te involucras, te involucras por todos. A todos por igual", afirma.

A lo largo de los días, estos jóvenes se irán formando poco a poco como mediadores juveniles de drogodependencia para dar la oportunidad de "construir personas", adaptadas al mundo real. Sabrán hacer frente a los problemas para solucionarlos; abordarán la parte de la programación y de cómo crear programas de ocio preventivo; conocerán los diferentes tipos de drogas, para así poder abordar caso por caso, y sus efectos; y, también, un programa sobre la prevención y la psicología adolescente. De esta manera cada uno de ellos podrá abordar una situación real sin ningún tipo de problema, pero, siempre, tratado de una forma positiva.

En veinte horas, los veinte alumnos podrán conseguir, siempre y cuando acudan al curso, una titulación como monitor de drogodependencias, aquellos que quieran optar por esta alternativa. La otra opción que existe es que los monitores de tiempo libre pueden cursar el taller para optar por la especialidad. "Son los mismos contenidos en ambos casos, pero la Junta da la opción de que aquellas personas que ya tienen esos conocimientos, puedan optar por esta especialidad", manifiesta el monitor.

Bajo el lema "defiendo el uso, pero no es abuso", y "hay que anticiparse a la consecuencia frente al placer", Santiago termina una de sus clases, para que los asistentes, cuando se vayan a casa, tengan claro la idea de porqué están ahí. Ellos quieren ayudar a los jóvenes que lo necesitan, y, con este curso, van a tener todas las facilidades.